Fichajes

La cigarra

La Razón
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Una renovación tras otra el Madrid consolida el modelo de equipo que quiere con los jugadores que fichó antes de que la FIFA le echara el pestillo. Si no puede contratar en 2017, ni en invierno ni en verano, que nadie se atreva a tantear a sus figuras. De ahí las mejoras de contratos, las ampliaciones en tiempo y cuenta corriente, el inconfundible recado al mercado: «Lo que hay aquí no se toca». Y si alguien se atreve, ya sabe que a la cima de la negociación sólo llegará por el camino de la cláusula.

Los clubes de la Premier disponen de 3.100 millones de euros televisivos cada año para mejorar las plantillas; el doble que LaLiga –también es cierto que los ingleses triplican a los españoles en número de abonados al fútbol de pago: 15 millones por 5–. Ante ese riesgo evidente, el Madrid ha decidido alejar a sus figuras de la tentación británica. Precisamente en Inglaterra han publicado que la cláusula de Bale es de mil millones y que con el nuevo contrato ingresará semanalmente, hasta el 30 de junio de 2022, 388.000 euros netos semanales. Lo cual no quiere decir que con Cristiano Ronaldo el club no vaya a tener un detalle y le mejore los emolumentos para que continúe siendo el jugador mejor pagado de la plantilla.

Kroos, Modric y Lucas Vázquez también han unido sus vidas al Madrid hasta más allá de 2020 para certificar que esta fiebre renovadora obedece a esa amenaza externa de jeques y «premieres», que podrían ser lo mismo si no fuera por el apresto del PSG. En esa línea, el Atlético, con la modestia de sus posibilidades y al calor de sus aspiraciones, intenta igualmente poner a Griezmann y Carrasco –las figuras emergentes– a buen recaudo. Es instinto protector, un escudo contra el «brexit» de la cigarra.