Cataluña

La coherencia de callar

La Razón
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Es una realidad que las ideas socialdemócratas están más extendidas en la sociedad que el voto que reciben los partidos socialistas europeos. Ante este hecho, las direcciones de dichos partidos prueban fórmulas diferentes para crecer electoralmente que, a la larga, terminan siendo contraproducentes. Quizá ésa sea la razón por la que al PSOE sólo le va bien cuando hace de PSOE.

Cuando aquella mañana de domingo del año 2011 nació el 15-M no cabía un alfiler en la Puerta del Sol, y muchos socialistas se deslumbraron con aquel «nuevo mayo del 68», lo miraron con simpatía e incluso pronosticaron que el futuro estaba ahí.

Después, pareció que la profecía se cumplía. Se creó Podemos y crecía electoralmente por horas. En algunas ciudades hubo colas en sus sedes con ciudadanos que querían afiliarse.

La dirección socialista entró en pánico y empezó a hacerse una especie de cirugía estética para parecerse a los nuevos emergentes. Afortunadamente, el tiempo pone las cosas en su sitio y los socialistas se han dado cuenta de que desnaturalizarse no era rentable, por ello están volviendo a ganar apoyos.

Cuando un político está en primera línea política se encuentra expuesto a la crítica mediática, que suele ser más cruel que condescendiente. La Sra. Lastra tuvo un lapsus cuando hizo una desafortunada referencia al Sr. Rivera, rectificó rápidamente y la cosa no debería tener mayor importancia.

Sin embargo, hay algo que subyace y que debería hacer reflexionar a la dirección socialista. Las alarmas de la calle Ferraz suenan últimamente con frecuencia cada vez que un sondeo electoral otorga a Ciudadanos ascenso en intención de voto.

El Partido Socialista debe abandonar sus miedos nocturnos a los «sorpassos», le atenazan y le hacen irreconocible en ocasiones.

Tampoco es necesario someterse a la esclavitud diaria de los medios de comunicación. En ocasiones disminuir la presencia mediática es el instrumento más eficaz para aumentar los apoyos sociales.

Una prueba evidente de ello han sido los últimos meses. Pocas apariciones públicas de la dirección socialista han sido directamente proporcionales a la mejora de la intención de voto que declaran los ciudadanos.

Es evidente que el apoyo a la aplicación del art. 155 de la Constitución y el abandono de antiguos complejos relativos a apoyar al gobierno en cuestiones de interés del Estado, son las razones de la subida en las encuestas. La reflexión final debería ser que cuando una posición política es acertada y lógica, los hechos son la mejor pedagogía y otorgan credibilidad.

No es fácil transmitir un relato de coherencia, pero es muy sencillo lo contrario. El perfil que dibujó, en principio, el Partido Socialista acerca de Ciudadanos fue el de un partido de derechas. Llegó a calificarle como la «marca blanca» del Partido Popular, pero cuando acabó aquella campaña electoral, Ciudadanos se convirtió, en boca del propio PSOE, en un partido de centro. Tan centrista era el Sr. Rivera que el «affaire» culminó con la firma de un acuerdo de gobernabilidad con todo el boato en la Sala Constitucional del Congreso de los Diputados.

Nadie es capaz de predecir qué va a ocurrir en Cataluña el 21-D, pero la estrategia de todos los partidos que aspiran a mantener el orden democrático y constitucional debe ser la de desalojar del poder a los independentistas. No es aconsejable agredir verbalmente a quien puede terminar siendo tu socio político y luego explicarlo puede ser más complicado.

Superar el día a día ante los informadores requiere mucha experiencia y acierto, por eso, en ocasiones, es mejor callar. La experiencia de los últimos meses demuestra que se ganan más votos.