Ibex 35

La división soberanista impulsa al Ibex

La Razón
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Ayer jueves fue un día con avalancha de información en los mercados. Por un lado, el Banco Central Europeo debía anunciar en que términos prorrogaba su programa de adquisición de deuda pública. Había ciertas dudas entre los inversores acerca de si la laxitud monetaria iba a prolongarse más allá de 2017 o no. Y, finalmente, Draghi confirmó que la flexibilización cuantitativa se extendería hasta, al menos, septiembre de 2018, anuncio que ya de por sí contribuyó a alegrar el día a los mercados.

Por otro lado, los mercados también fueron sacudidos inicialmente por la aparente intención de Carles Puigdemont de poner fin –al menos en el corto plazo– al conflicto catalán mediante la convocatoria de elecciones, esto es, una aparente desescalada de la tensión que probablemente terminaría enterrando cualquier riesgo de declaración unilateral de independencia. La conjunción de ambos factores –la laxitud de Draghi y la marcha atrás de Puigdemont– impulsó la euforia en el mercado hasta máximos de dos meses: el Ibex 35 alcanzó los 10.422 puntos, nivel que no había sido superado desde el 23 de agosto, y la prima de riesgo se redujo hasta los 110 puntos básicos, nivel que no habíamos alcanzado desde el 6 de septiembre. Sin embargo, conforme avanzó el día y Puigdemont terminó desdiciéndose de su presunta intención inicial de convocar comicios, este máximo en los mercados se desinfló marginalmente: el Ibex 35 cerró finalmente en los 10.347 puntos y la prima de riesgo escaló hasta los 112 puntos básicos.

Como se ve, los inversores no se tomaron bien que se frenara la convocatoria de elecciones, pero tampoco lo convirtieron en un drama. En general, la mejoría tanto de la bolsa como de la prima de riesgo se mantuvo al cierre de la sesión. Todo lo cual nos lleva a la siguiente cuestión: si los mercados siguieron esperanzados incluso después de suspender la convocatoria de elecciones autonómicas, ¿cuál ha sido el motivo de fondo tras esa esperanza? Pues, en esencia, que se aprecia una fuerte división entre las filas independentistas, lo cual resta fuerza a la hipótesis de que se declare unilateralmente la independencia o, al menos, de que esa declaración tenga efectos frente a la aplicación del artículo 155 de la Constitución. En definitiva, conforme se aleja la amenaza de disrupción institucional, los mercados se sienten más aliviados. Nada sobrellevan peor los inversores que la incertidumbre.