Cerco a la corrupción

La «mordida» de Podemos

La Razón
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La «corrupción democrática» a la que se refirió Rajoy en la sesión de control del Congreso tiene tentáculos que llegan más allá de contabilidades en b. El concejal Zapata acaba de recibir la medicina de su propio partido. Si no pasas por caja estás en la calle. Zapata no ha escrito un tuit como los que le gustaban sobre las víctimas del terrorismo y que le llevó a hacerse mártir de la libertad de expresión, que siempre defienden cuando lo que se expresa está dentro de su ideario, aunque sea bárbaro. No. Esta vez Zapata se despacha a gusto en Facebook. Fue elegido por Ahora Madrid y no tiene por qué donar parte de su sueldo a Podemos, asegura. Y fuese del partido. Está muy bien que lo que uno gana quede guardado en casa como para que vengan las huestes de la Agencia Tributaria morada a hincharse a recaudar para la causa.

No sé si es peor que el partido obligue a «donar» una parte de lo recibido o que un miembro de la organización se niegue a hacerlo amparándose en que las confluencias de Madrid nada tienen que ver con el partido madre. Zapata ha cavado la tumba de su futuro político si es que lo tenía y Podemos ha abierto la fosa de su financiación sobre la que le cuesta rendir cuentas en el Senado. Levantemos todas las alfombras menos la nuestra no vaya a ser que se descubran no digo que ilegalidades, sino movimientos poco estéticos.

La estética en los tiempos que corren se ha colocado por encima de la ética. «Esto es legal, pero está feo», argumentan cuando pillan a algún cargo público con las manos en una masa lícita pero que no gusta al tribunal de esta pasarela Cibeles política. Ellos deciden lo que está bien y lo que está mal llevándose por las apariencias. Está bien, y es un ejemplo de estética, que Kichi gaste 21.000 euros en retirar un friso franquista de un colegio de Cádiz, una de las ciudades con más paro de España. Le resolvieron el mes al operario, no sé si privado o público, que quitó la inscripción, pero les aseguro que tiene Cádiz urgencias notables como para recibir una lección de estética. Quien esto asegura puede ser tachado de franquista, como si quedara alguno en España, o de poseer la sensibilidad de una medusa. No sufren, que se sepa, pero cuando pican desearías que los mares se secaran.

Mientras Podemos esquilma a sus señorías y concejales con el beneplácito de éstos –sarna con gusto no pica–, la estética les traiciona. Está feo, eso sí, que sus dineros merodeen las sospechas del Tribunal de Cuentas. Feo como el hermano feo de los Calatrava. Y en cuanto a Zapata, que disfrute de su nómina y se tome unas vacaciones en un resort podemita con pensión completa leyendo a Zizek, que es, estética sobre ética, la mejor manera de hacer grande al capitalismo.