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La suerte del pupas

La Razón
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Fechas y más fechas. Resultados. Estadísticas. Consumo inmediato. Números. Mas no hay un solo dato que con tantos antecedentes revele el futuro de una eliminatoria, ni siquiera de un partido. Son indicios que el mismo deporte se encarga de contradecir. Ocurrió una vez, en 2015, que con Ancelotti en el banquillo madridista, el Bayern perdió 0-4 en el Allianz Arena. El 12 de abril hay otra entrega, coinciden el escenario y los contendientes, repiten bastantes jugadores, pero el cambio radical afecta a los entrenadores. Maestro y alumno frente a frente; Kroos y Xabi Alonso, cambiados de bando.

Ancelotti prepara a los muniqueses; Zidane, su segundo hace dos años, a los madrileños. ¿Quién saldrá vencedor? Cualquiera sabe. El 0-4 es historia, como las bolas calientes, que en realidad eran frías. Sí, no ha mucho tiempo, algunas permanecían en el congelador hasta poco antes del sorteo. La mano inocente sabía cuáles tenía que elegir y a quién favorecer. Hubo una época en que la potra del Madrid se mezclaba con el improbable amaño.

Y como si se tratara de una tradición, en esta ocasión los adivinos ya le habían agenciado la cenicienta, el Leicester. Pues no. El representante de la Premier, para el Atlético. Simeone ha tenido suerte, o así parece. También Sampaoli pudo pensarlo y aún llora a orillas del Guadalquivir por los errores cometidos contra los chicos de Shakespeare. ¿Y el Barça? Que se ande con cuidado, como el Madrid. La Juve crece en silencio y seguro que tampoco en Turín, como en Múnich, están encantados con los caprichos de la tómbola.

La suerte ha sonreído al Atleti, indiscutiblemente. Le ha tocado el rival más débil, que sólo pareció mejor de lo que es con la complicidad del Sevilla. A priori, éste es el momento oportuno para enterrar definitivamente la leyenda negra del Pupas. ¡Atléticos, que ha tocado el Leicester! Es una suerte.