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La venganza de Junqueras con Puigdemont

La Razón
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El Gobierno catalán está roto y el pulso entre Convergència y Esquerra es ya un clamor. Así lo aseguran dirigentes de ambos partidos, socios en la Generalitat pero duros rivales electoralmente. Las detenciones de hombres muy próximos a Artur Mas por una supuesta trama de comisiones ilegales, han puesto contra las cuerdas a Carles Puigdemont y reforzado nuevamente a Oriol Junqueras, que estaba tocado por las declaraciones del ex juez y senador Santi Vidal. Si en ERC denunciaron una «mano negra» convergente tras la difusión de este caso, ahora son los dirigentes de CDC quienes ven una venganza de Junqueras. «Nada es casual», afirman en el PDECat, mientras Mas califica la operación como «un montaje político» ante su juicio del lunes.

Según su entorno, Junqueras está molesto con Convergencia por haberse sumado a la petición de los demás partidos para que comparezca en el Parlament y de explicaciones sobre el escándalo de Vidal. Pero ahora les ha devuelto el golpe y son los republicanos quienes reclaman explicaciones de Mas y Puigdemont. Las detenciones se producen en un momento crítico, justo cuando Mas afronta el juicio por el 9-N y no descarta ser el candidato del PDECat en unas autonómicas. La desconfianza entre Puigdemont y Junqueras crece por momentos entre acusaciones de enturbiar «el procés». Dirigentes de ERC ven en la difusión de las declaraciones de Vidal «una conspiración» de la antigua CDC para culparles de entorpecer el referéndum. Y los convergentes ven «vinculaciones extrañas» de Esquerra con el juez Josep Bosch, ordenante de las detenciones de la «operación Pika».

La investigación por la financiación irregular de CDC y la implicación de tres hombres muy cercanos a Mas ha convulsionado el núcleo duro convergente. «Dónde las dan las toman», dicen en privado algunos dirigentes de ERC en respuesta a la actitud de sus socios. En el PDECat critican que Junqueras se ha puesto de perfil ante la crisis de Vidal, cuando «el pastel es suyo», aseguran los convergentes. Por el contrario, en ERC piensan que Puigdemont dará un salto «emocional», montara un número callejero y convocará la consulta el día de las elecciones. El Gobierno central puede parar las urnas del referéndum, pero no unas elecciones legítimas. Este es el objetivo final del president.

Tas las detenciones y registros en la cúpula convergente, Mas y Puigdemont mantuvieron una larga conversación telefónica. Fuentes cercanas a ambos coinciden en que el golpe ha sido muy fuerte y la estrategia está pactada: agitar la calle, mantener a Mas como candidato aunque le inhabiliten, algo que siempre él puede recurrir como víctima del «procés», y cambiar el mensaje. Del «España nos roba», al «España nos mete en la cárcel». Pero, de momento, Junqueras sigue como favorito y Ada Colau tampoco entra en la trampa convergente. La alcaldesa de Barcelona ha cerrado filas con Junqueras. En este desafío, el bloque soberanista planea colapsar las calles e intentar que Mas, Irene Rigau y Joana Ortega no puedan llegar a la sede del Tribunal Superior de Justicia de Cataluña.