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La venganza del gallego

La Razón
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El poder tiene atractivo. Todo el mundo le ponía verde a Donald Trump, pero nadie ha sido capaz de decir «no» al nuevo líder del mundo libre. Dicen que algunos cantantes y actores, pero dudo si invitó a alguno de ellos a su toma de posesión. Los que importan, los nuevos secretarios de Estado, están encantados de haberse conocido y eso que –en contra de lo que dicen muchos analistas– la mayoría procede de las filas o simpatías demócratas. Todos se muestran agradecidos de poder pertenecer al Gabinete más poderoso del mundo.

Por este motivo, la propuesta de Juan José Echániz de sugerir un grupo de notables, asesores, expertos, ideólogos, cabezas de huevo, o como quieran llamarlos, para asesorar a Mariano Rajoy ya ha nacido con el visto bueno no sólo del partido, sino de los monclovitas más celosos de su poder. En el fondo, es lo que le gusta a Mariano: contar con un grupo de personas cualificadas que le sugieran acciones allá donde sus propios ministros no llegan.

Pero hay una razón más. Mariano, que no da puntada sin hilo y actúa en su momento. Pero actúa. En cuanto vio aparecer a José Mari (Aznar) entre Alberto Ruiz-Gallardón y Josep Piqué, o ayer con Jaime Mayor Oreja, supo que tenía todas las de ganar si se trataba de fichar a ex ministros. Ya no necesitaría la figura de un presidente honorario del partido. Necesitaba principalmente –y más en esta época de consensos y diálogo– a un grupo de asesores en toda regla. Una venganza del gallego que promete dejar al ex presidente del Gobierno sin otros ex ministros.

Ni las clases de verano de FAES van a poder competir con el grupo de asesores del presidente del Gobierno. ¿Que Aznar tuvo a Mario Vargas Llosa? Pues ya hay quien le ha sugerido fichar a Isabel Preysler. ¿Que Aznar nombraba a Enrique Múgica Defensor del Pueblo? Pues ya tiene cola de socialistas para pillar algo antes del hundimiento del «Titanic».

Pero el plato fuerte, como pueden imaginar, no son los socialistas ni los políticos, sino lo que ahora todos llaman el pueblo: la gente, que diría Pablo Iglesias. En este sentido, tiene donde elegir entre cocineros, artistas, periodistas, amas de casa, hombres del teatro y del deporte, gente de la tele... Nada de banqueros, ni catedráticos, ni empresarios en activo. Quizá algún revenido de Ciudadanos todo lo más. Tiene mucho donde elegir. Y eso se le da bien: charlar con ellos y reunirse, que en eso a Mariano no le gana nadie.

Alguno pensará que Rajoy no es Trump; y que los actores y artistas saldrán huyendo del asesoramiento para no quedar marcados para su foto de familia en la gala de los Premios Goya. Quizá. Pero esta vez, a falta de Norma Duval, podrán echar mano de otras vedettes con más tirón: las de la tele. Tiembla Pablo Iglesias: la tele ya no será únicamente suya. Tampoco se preocupen: no creo que Jordi Évole esté entre los fichajes. Ni Pedro Sánchez.

En el fondo de la propuesta de Echániz, ex consejero de Sanidad y Asuntos Sociales de Castilla-La Mancha con María Dolores de Cospedal, está la idea de arropar a su jefe de filas (también a su ex jefa de filas), pero sobre todo de conseguir acercar a Rajoy a un grupo de españoles ajenos a la política. No es mala idea. Frente a los que creen que la militancia es la solución para todos los males de los partidos, tampoco es nada malo permitir que los españoles ajenos a la política y que no viven de ella acerquen sus opiniones al presidente. Y eso no puede ser malo.