Restringido

Las empresas saben lo que hacen

La Razón
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Un año más, por parte de estudios independientes, se han dado a conocer los datos sobre el trasvase de las sedes sociales de empresas de unas a otras regiones en nuestro país, así como de las preferencias de la inversión extranjera a la hora de elegir el territorio donde hacerla. Y un año más la Comunidad de Madrid lidera ambos ranking.

Este resultado, de nuevo, tampoco es casual. La explicación está, básicamente, en las distintas políticas que se aplican en cada territorio, y en las condiciones que se crean para facilitar que ese resultado se produzca.

Madrid lleva doce años apostando por una política abierta y liberal en lo social, en lo político y en lo económico. Creyendo en la iniciativa de los ciudadanos, de los emprendedores y de los empresarios. Sabiendo que son los ciudadanos los que mejor saben qué destino dar a su dinero para conseguir su mayor bienestar y el de los suyos. Facilitando unos servicios públicos de extraordinaria calidad y a la vanguardia de los mayores avances. Apostando por la innovación y la investigación. Eliminando las trabas administrativas para facilitar el desarrollo y los proyectos a los emprendedores y a los empresarios. Impulsando la libertad comercial y de horarios. Canalizando el crédito a la creación de riqueza. Estableciendo un marco regulatorio y fiscal que haga atractiva la inversión nacional y la extranjera. Gozando de unas infraestructuras a la altura de las mejores y más modernas que podamos encontrar en cualquier parte del mundo. Contando con el sector privado como aliado necesario para aprovechar todas las oportunidades y todo el talento para conseguir lograr esos objetivos que beneficien a toda la sociedad. Y apostando por la reducción del déficit y la deuda pública, el equilibrio presupuestario, y la creación de empleo. Y no preocupado por ninguna otra aventura que no sea buscar la prosperidad y el bienestar de sus ciudadanos.

Esta apuesta y estas políticas se han mantenido, e incluso reforzado, en los años más duros de la crisis, con el convencimiento de que era la única vía para superarla y hacerlo cuanto antes. Los resultados son que, de nuevo, el crecimiento económico y del empleo previstos para este año se han corregido al alza por analistas de reconocido prestigio, como el servicio de estudios del BBVA.

Frente al modelo impulsado por Madrid nos encontramos con otros que apostaron por políticas económicas, sociales o territoriales distintas, cuyos resultados también se ponen de manifiesto en los datos que se han hecho públicos. Cataluña ha perdido de nuevo cientos de empresas este año. La mayoría de esas empresas se trasladan a Madrid, pero no sólo a Madrid. Lo hacen también a otras regiones, preferentemente a Valencia y a Andalucía. Y en cuanto a la inversión extranjera sólo capta una pequeña parte, pues el 60% de la misma se queda en Madrid.

Estos datos ponen de manifiesto lo que desde hace mucho tiempo venimos defendiendo frente a los que tratan de buscar explicaciones en causas ajenas o en agravios comparativos. Las razones no son otras que las políticas que se han aplicado por los sucesivos gobiernos. La existencia de una presión fiscal excesiva, la falta de libertad económica, comercial y horaria. El excesivo peso del sector público en la economía –hasta 10 puntos más en Cataluña que en Madrid–. El elevado déficit público, el exceso de deuda pública, la apuesta por la independencia con el derroche de gasto público en esas iniciativas, las imposiciones lingüísticas a quienes querían instalarse allí, la incertidumbre sobre el resultado de dicho proceso...

Algunos acusaron a Madrid de beneficiarse de su situación como capital y de hacer dumping fiscal. El que muchas empresas hayan preferido otras comunidades autónomas con una presión fiscal tan alta como Cataluña o con una crisis económica parecida a la misma revela que nada de eso era verdad.

Otros por su parte, deberían de tener en cuenta estos datos y sus resultados para no alejarse de lo que ha hecho de Madrid la gran región de España en cuanto a libertad, prosperidad, servicios públicos, innovación, inversión...y no retroceder en lo mucho que se ha conseguido. Algunas de las cosas que se escuchan y de las medidas que se proponen lamentablemente no parecen ir en esa dirección.

Prescindir del sector privado para que coadyuve en la prestación más eficiente de los servicios públicos, aumentar el desequilibrio entre el coste y el precio público de los mismos, asumir directamente actividades no esenciales a la prestación de dichos servicios, municipalizar, parar o ralentizar grandes proyectos de inversión, aumentar el gasto público a costa de mayor déficit o más endeudamiento, aumentar la presión fiscal recuperando o aumentando los tipos de tributos que lastran la inversión, son decisiones que ya sabemos donde llevaron a los que las tomaron. No repitamos esos errores y no vayamos para atrás. Las mejoras económicas que se están produciendo han costado mucho, y el mantenerlas exige estar vigilantes y cuidarlas cada día. No nos equivoquemos.