Medidas económicas

Las líneas rojas

La Razón
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Entre las cosas que recordaremos de estos meses son las líneas rojas. Ha sido un espectáculo político lamentable, porque lo razonable es sentarse y negociar aunque sea para decir que no es posible llegar a un acuerdo. La excusa contra el PP han sido los recortes como si Rajoy se levantara cada mañana pensando cómo fastidiar a los españoles. La herencia que dejó el PSOE era catastrófica, aunque en el tramo de final de la legislatura se intentó enderezar los errores cometidos por Solbes, Salgado y Fernández Ordóñez adoptando medidas tan impopulares como imprescindibles. Es difícil encontrar unos gestores más ineficaces de la economía española desde el siglo XIX. Por ello, la línea roja trazada prohibiendo cualquier acuerdo con el PP es un monumento a la hipocresía y el cinismo. Rajoy se encontró una situación catastrófica que conducía a pedir el rescate y convertirnos en un país intervenido. Es cierto que mucha gente no se acuerda y que sus reformas y recortes provocaron un gran desgaste electoral que llevó a que el PP perdiera más de 3 millones de votos el 20-D, aunque el PSOE consiguió el peor resultado desde las primeras elecciones democráticas. Los socialistas dejaron una economía con una tasa de paro del 22,6 %, los gastos superaban a los ingresos en 100.000 millones, la deuda pública estaba en el 70 %, la prima de riesgo y el déficit público descontrolados, una gran parte de las cajas de ahorro sumidas en una grave crisis, un PIB en retroceso, decenas de miles de empresas destruidas, una caída del consumo y otros muchos indicadores que eran, simplemente, desoladores. Lo más inquietante es que la tendencia era de claro retroceso y España no podía acudir con normalidad a los mercados exteriores para financiar la deuda. Eran los indicadores de un colapso seguro porque coincidía, además, con la crisis en la zona euro. Por ello nunca entenderé la desfachatez de los socialistas al poner líneas rojas escudándose en los recortes y las reformas que adoptó Rajoy por culpa de la herencia que le dejaron. Es evidente que reconducir esta grave situación sin tener el control de un banco emisor, como sucede en Estados Unidos, Gran Bretaña y Japón, era muy complicada y hacía necesario adoptar medidas tan duras como impopulares. Está muy bien que Rajoy haya lanzado una campaña para romper las líneas rojas, como ha hecho con el último video de campaña. Es una estrategia moderna y eficaz, porque pone de manifiesto que el diálogo y la negociación es la esencia de la política. En este sentido, sería muy útil y positivo se abandonaran los frentismos.