Champions League

Atlético de Madrid

Las Termópilas de Simeone

La Razón
La RazónLa Razón

«Llull veía el aro como una piscina», describió así Pablo Laso la capacidad de Sergio para abatir al Darussafaka turco un triple tras otro. Hubo un tiempo en que en los Atlético-Barcelona las porterías eran del tamaño del arcoíris, por la cantidad de goles que encajaban los porteros. Espectáculo singular, agradable para el espectador y dolor de cabeza de los entrenadores, sobre todo del perdedor. Ya no es así. Simeone y Luis Enrique, a pesar de los últimos marcadores, han dotado a sus respectivas alineaciones de un sistema de contención que empieza en el otro área. No obstante, el Atlético es menos fiable en defensa que en temporadas precedentes; muestra una sorprendente fragilidad, acaso preconcebida por la ausencia de Oblak, pues no es lo mismo el cancerbero titular que el suplente, ni siquiera por algunas paradas de mérito del bueno de Moyà. Y en el Barça, otro tanto. Los cuatro goles del PSG en la ida de octavos de la Champions fueron una masacre que el Leganés no subrayó porque en sus filas no juegan, por ejemplo, Di María y Cavani.

Con trazas defensivas similares llegan el segundo y el cuarto del campeonato liguero al encuentro más atractivo de la jornada. Cierto que con el Atlético en alza, tras lo visto en Leverkusen, y con el Barça agazapado y temeroso, dubitativo, tras sus últimas actuaciones. Pero salió victorioso de la Copa del Rey con una altísima dosis de fortuna. No lo mereció. A partir de esa eliminatoria crecieron los hombres de Simeone, que en este choque cumplirá 300 partidos en el banquillo rojiblanco. Si no fuera porque las distancias entre ambos se han acortado, esta batalla sería como la de las Termópilas. Los 300 de Leónidas (el Cholo) contra el potentísimo ejército de Jerjes (Luis Enrique). Del resultado va a depender el futuro de LaLiga. No hay un claro favorito en el Calderón.