Restringido

Liderazgo con alfileres

La Razón
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La política de familias de un partido se cuece entre bambalinas. La confección de las listas dispara los recelos. Fíjense en la agitada vida del PSOE, con unas expectativas tan en el aire. Pedro Sánchez, según ilustres socialistas, está dedicado a confeccionar unas candidaturas de «trincheras». Pone candidatos buscando blindarse y excluir a los disidentes. Por si el futuro le depara disgustos internos. En Madrid, no le han dolido prendas en fichar como número dos a Meritxell Batet, que no es militante del PSOE, sino del PSC. Y sin mayor recato ha colocado en los puestos de salida a personas que nunca han hecho política en la capital de España, pero que son de su cuerda, además de abrir hueco, como independiente, a la ex militar Zaida Cantera seguida del vasco Eduardo Madina. ¿Busca Sánchez con estas decisiones cubrirse las espaldas para evitar sorpresas tras el 20-D? Cierto: con un Grupo Parlamentario en el Congreso cargado de fieles, los críticos lo tendrían más complicado si llegase el derrape que pronostican las encuestas.

Fuentes socialistas solventes señalan que Sánchez decide su política pensando en protegerse de Susana Díaz. Así, por ejemplo, cada decisión adoptada desde Ferraz contra los socialistas madrileños ha sido un mensaje cifrado a la lideresa andaluza. Tomás Gómez o Antonio Miguel Carmona habrían sufrido el castigo del aparato del partido para que tomase buena nota la sultana del sur de lo que sufren quienes le desafían. Díaz, según esas fuentes, ha recibido los mensajes. Y todo parece indicar que, pese a la tregua decretada en la familia socialista por las elecciones, las relaciones entre ambos han pasado de la desconfianza a la enemistad personal.

«Tenemos un magnífico candidato que es Pedro Sánchez y al que voy a apoyar», sostenía con el mejor talante este lunes en una entrevista en Onda Cero la presidenta andaluza. En cambio, casi a la misma hora, Ximo Puig enviaba un misil a Sánchez. En un desayuno en Madrid, el valenciano puntualizaba, al hablar sobre el liderazgo del secretario general, que «todo en la vida es revisable». Claro. Bastó escuchar a Puig para que medio socialismo girase la mirada a Andalucía. Y es que el liderazgo de Sánchez, de momento, simplemente está cogido por alfileres que le pinchan por todos lados.