Marta Robles

Lo primero es lo primero

La Razón
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Como una tiene una edad, va viendo día a día cómo las cosas se repiten. Si retrocedo en el calendario, compruebo que hace nada andábamos celebrando la Navidad, viendo los Oscar, aplaudiendo los Goya, o siguiendo las procesiones.... Como ha llegado el verano ahora tocan playas, macrofiestas y, por desgracia, incendios. No hay año que no estén tan presentes como las buenas y las malas noticias. Según empiezan a subir las temperaturas y los termómetros se ponen al rojo vivo, todos sabemos que están al caer, pero parece imposible evitarlos. Sobre todo en el campo, donde arrasan hectáreas y hectáreas sin remedio y acaban convirtiendo vergeles en parajes fantasmas, si no para siempre jamás, al menos para muchísimos años. En éste, si cabe, las cosas son aún peores. El cambio climático que muchos niegan ha calentado los barómetros nacionales hasta dejarlos prácticamente derretidos. En esas condiciones de sol de justicia y calor insoportable, las mechas prenden incluso entre los más cuidadosos. Y España es un país seco, así que, con mayor motivo. Con todo, hay que decir que, por más que nos quejemos los españoles, las leyes se han endurecido contra los pirómanos tarados o interesados, que se formulan todo tipo de advertencias contra descuidos y que todos nos unimos contra el fuego, cuando nos toca cerca. Y si no que se lo pregunten a los brigadistas de la base de Tabuyo del Monte, que, pese a andar de huelga, no dudaron en acudir de voluntarios, una vez concluida su jornada de servicios mínimos, para colaborar en las tareas de extinción del incendio de Palaciosmil. Lo primero es lo primero, está claro, y más entre personas inteligentes y sobre todo de bien.