Alfonso Ussía

Londres español

La Razón
La RazónLa Razón

Después del éxito rotundo de los Reyes en su visita oficial al Reino Unido – una de esas visitas que establecen un antes y en después–, se disputaba la final femenina de Wimbledon, entre la mayor de las hermanas Williams, Venus, y la española Garbiñe Muguruza. Intuí que los Reyes se quedarían para asistir a la final, pero los compromisos se lo impidieron. No obstante, el Rey le rogó a su padre, Don Juan Carlos I que estuviera presente. Y el Rey padre lo hizo. Cuando al final abrazó a Garbiñe, con Arancha Sánchez Vicario de testigo, ésta se lo dijo, más o menos. «Cuando he visto a Don Juan Carlos en el palco supe que ibas a ganar. Es nuestro talismán».

Lo cierto es que la presencia de Don Juan Carlos I en los grandes acontecimientos deportivos casi siempre se celebra con una victoria española. Hace años, cuando disputé contra el checo Tomasz Vaidisov y el húngaro Samos Broztsak la final de canicas sobre gravilla en Klagenfurt, Austria, le rogué al Rey que asistiera a la final. No pudo ser, y fui derrotado por el húngaro, conocido en Budapest como el «Puskas de las canicas». Esa ausencia del Rey en la única final mundial que he disputado en mi vida, me dolió sobremanera, y me animó a retirarme de la competición oficial de tan complicado deporte. Pero ya se lo he perdonado, y más aún después de su presencia en Wimbledon.

El Rey Felipe VI asombró en sus intervenciones. Los comentaristas y críticos ingleses quedaron admirados con el dominio del inglés del «Joven Rey español, que habla nuestro idioma mucho mejor que la mayoría de los británicos». Y la Reina estuvo en su sitio y dando una estupenda imagen. También hay que reconocer la especial atención de la Reina Isabel II y el Duque de Edimburgo con sus huéspedes. El Rey habló del Brexit, de Gibraltar, de la amistad, de los españoles en el Reino Unido y sus puestos de trabajo, y de los derechos de los británicos en España. Cumplió con su deber con holgura y brillantez.

Y lo mismo hizo Don Juan Carlos I acudiendo a Wimbledon para animar a nuestra Garbiñe Muguruza, que la lio parda con su tenis agresivo, valiente, trabajado y perfecto. Endosarle un 6-0 a una de las hermanas Williams no está al alcance de muchas tenistas. Claro, que los recuerdos vuelven y las nubes del rencor y de los agravios comparativos no se escapan. Si, como ayer, el Rey Juan Carlos hubiera presidido la final de Canicas sobre Gravilla en Klagenfurt, yo sería ahora mismo campeón del mundo de la especialidad, porque se disputa el Mundial cada catorce años. Pero reconozco que una final de Wimbledon es más importante que la de canicas sobre gravilla. Aun así, no me libero del dolor .

Garbiñe desea que gane Federer la final masculina, porque desea comprobar si es tan elegante bailando como golpeando las bolas al derecho, de revés o de volea. Ha dicho la extraordinaria tenista que se tiene que comprar un vestido para la noche de los ganadores. Con mucho gusto se lo diseñaría, se lo probaría y conseguiría que Federer se quedara pasmado ante la visión de su deslumbrante belleza. Para jugar bien al tenis hay que ser guapo, siempre aceptando las excepciones. Mi gran y viejo amigo Manolo Santana, el pionero, no era guapo cuando ganó en Wimbledon a Denis Ralston. Conocí un caso demoledor en el Real Club de Tenis de San Sebastián. Se iba a iniciar el Campeonato Vasco-Navarro . Y se apuntó un muchacho llamado Cecilio Arrebengoa, de juego aceptable y trato agradable. Pero le pusieron pegas y no aceptaron su inscripción. Estaba desolado. Intervine ante el Comité de Competición para que fuera admitido, y la respuesta fue tajante. –No. Es muy feo–.

Hoy escribo feliz. Londres ha sido invadido por la excelencia de España. Vivimos y pertenecemos a una nación antigua y pujante en la que muchos españoles no desean otra cosa que acabar con ellos mismos. Que desgajar esta maravilla que es el conjunto de nuestra Patria. Y como quien no quiere la cosa, los Reyes asombran en Londres, el Rey padre acude a Londres a ver ganar a una española el torneo de Wimbledon, y la española lo hace dejando a Venus Williams con un rosco en el segundo set. Y esta semana, el British Open de Golf. Y aquí, haciendo el mono.