Política

Los 176

La Razón
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Hay partido. Hay legislatura. El apoyo parlamentario a los presupuestos es oxígeno. O se atiende a las cosas de comer, con comida para todos, o nos vamos a meter en las cosas del «ser» con el estómago vacío y ya sabemos los ecos, boquetes y sustos que deja el hambre. Aclaro porque lo que cuento ahora cuesta. Los pactos, a los que se apela tanto como poco se alcanzan, tienen memoria económica. Se han hecho varias facturas, pero de momento solo se publican las de «pronto pago». Con los 176 nos quedamos con unas cuentas que podrían repetirse o prorrogarse y sobre todo con un escenario político de estabilidad. Las reuniones de la vicepresidenta del Gobierno y del ministro Montoro con los «seducibles», el impulso de Rajoy y la tarea de los «sherpas-fontaneros» que han llevado hasta la cumbre es pura política. Hay política que no sale en la televisión. Hay una política que es discreción, papeles, encuentro, recesos, llamadas y una redacción final en el instante anterior a la firma. Hay una política que se cuece en reuniones interminables. Hay una política que conduce a metas reales. Quizá eso sea una de las manifestaciones de la política más olvidada por las dictaduras telegénicas, la del trabajo en equipo con un objetivo sin lentes. Las muchas inquisiciones activas en la España del twitter y el «perrero» habían colgado a Rajoy, entre otros que le calzan mejor, el «sambenito» de su incapacidad negociadora. Una cintura de hormigón solo apta para mayorías absolutas. Error, a Rajoy, al verdadero se le conoce en la política. Lleva en el oficio más tiempo que ninguno y las artes y mecanismos no han cambiado desde hace siglos. Pueden mutar las formas, pero, para alguien que en la fiebre del «running» se pasea a «pijo sacao» por el mundo, a eso solo atiende en campaña electoral y por imperativo. Ahora ha conseguido ponerse a salvo de las corrientes de moción con una mayoría suficiente para que la del día 13 no mueva el barco y quede a la espera de conocer los planes de Pedro Sánchez. Lo único que no consigue el escudo de los 176 es impermeabilizar la gota malaya de la corrupción. Veremos a Rajoy en la Audiencia Nacional. Un testigo ya condenado a la pena de telediario, a la de paseíllo y a la de un sector, el judicial con todos sus avíos, revuelto entre nombres propios.