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Los errores del Sr. Iglesias

La Razón
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Hace unos tres años a Podemos no le interesaba prácticamente nada el poder autonómico y muy poco el municipal. De hecho, estuvieron valorando muy seriamente si presentarse o no a las elecciones locales.

Finalmente, acudieron con diversas fórmulas y coaliciones, como Ganemos Madrid. Lo que había detrás era toda una estrategia consistente en jugar todas las cartas a la política nacional en las elecciones generales. Si conseguían ganar al PSOE se convertían en los líderes de la oposición parlamentaria y sería el principio del fin para el Partido Socialista.

Pero ha habido un cambio radical de estrategia y, ahora, entre las metas a corto plazo, el Sr. Iglesias aspira a gobernar la Comunidad de Madrid con el Sr. Errejón como candidato, tiene su objetivo puesto en Galicia, a donde intentó desviar con poco éxito a la Sra. Bescansa para su conquista y desea una alianza con la Sra. Oltra que le de poder en la Comunidad Valenciana. En cuanto al poder municipal, confía en que la Sra. Colau y la Sra. Carmena sean los buques insignia de su acorazada municipal.

¿Qué ha pasado para que el objetivo prioritario esté puesto en los procesos locales de mayo de 2019 y no en las próximas elecciones generales?

Se podría pensar que el Sr. Iglesias se ha dado cuenta de algo que ya saben desde hace mucho tiempo los partidos que han gobernado España: que la mayoría en el Parlamento siempre tiene un previo, la mayoría en las elecciones municipales. Pero no es esa la razón.

Tampoco es que se haya producido un cambio de posición ideológica profundizando en los planteamientos municipalistas. Se trata de una mera táctica personal de su líder.

El Sr. Iglesias ha ido enterrando todo su capital político, error tras error. Desde aquella votación de investidura en la que negó el apoyo al PSOE, todo le ha ido mal. En aquél momento, Podemos dejó claro que le interesaba más hundir al Partido Socialista que vencer al Partido Popular.

Sorteó como pudo las siguientes elecciones generales y salvó los muebles, por dos razones. En primer lugar, por el desastre electoral socialista y, en segundo lugar, porque la dirección del PSOE despistó a toda España haciendo creer que la mitad de sus dirigentes le querían dar el gobierno al Sr. Rajoy.

Si el propio Partido Socialista apuntaba a los suyos como traidores de la causa política de la izquierda, recuerden las manifestaciones en la calle Ferraz, el Sr. Iglesias justificaba sus hechos.

Sin embargo, los errores del líder podemita no quedan ahí, su afición por el poder absoluto le ha llevado a descabalgar a todo aquél que cumpliese los requisitos para hacerle sombra, no hacía falta que le quitase todo el sol, tan solo que no le dejase brillar en solitario.

Liquidados del politburó cuatro de los cinco fundadores de Podemos, el líder era más débil y necesitaba de los movimientos periféricos independentistas afines a la organización.

Como el tiempo pone siempre las cosas en su sitio, solo había que esperar una nueva situación crítica. La cuestión catalana ha proporcionado el escenario ideal para evidenciar lo que ya se sabía, que Podemos es una amalgama de ideologías sin un modelo de Estado compatible con el orden constitucional y que prefiere ir de la mano con los independentistas a apoyar a la izquierda política.

La Sra. Colau ha roto con el PSC y, si el resultado del 21 D lo hace posible, habrá pacto con ERC, descartando cualquier posibilidad de entendimiento con los socialistas o con Ciudadanos.

El nuevo error del Sr. Iglesias es no ver que los españoles no queremos la independencia de Cataluña y penalizamos tanto a los separatistas como a quienes les sirven de coartada.