Iñaki Zaragüeta

Los fracasos del batasuno

La Razón
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Arnaldo Otegi tiene ya asumido su fracaso, a juzgar por lo que ayer publicaba en LA RAZÓN el periodista Jesús María Zuloaga, que de eso sabe un rato. Y no podía ser de otra manera. El fracaso político es denominador común de toda su vida. Lástima que no lo fuera también el de la colaboración criminal. Ni ha visto el asalto de la banda terrorista ETA al poder, ni ha podido con la fortaleza del Estado de derecho, ni ha reagrupado a las fuerzas del radicalismo separatista, ni va a contemplarse como candidato a lendakari, ni en consecuencia vulnerará a su gusto la legalidad. Demasiado «ni». Debería recordar a los clásicos. Creo que era ya Platón quien proclamaba «sólo desde la legalidad se alcanza el bien supremo».

Todo indica, lo marca la ley, que el martes Otegi recibirá una mala noticia, la del rechazo de su nombre como candidato a las elecciones vascas. Y lo que es peor, que muy pocos lo sentirán, incluido el PNV, que con la boca pequeña (sus dirigentes creen que de lo contrario restaría votos) ha defendido su mantenimiento como cabeza de lista. Según los vaticinios sociológicos, Podemos le ha ganado la partida en Euskadi, otro desenlace difícil de digerir.

La inhabilitación para la vida pública dictada por los jueces impide aprobar su nombre, piense lo que piense. Los mismos que le han aplicado la Constitución y la legalidad para no tener un destino más duro y más acorde con su solidaridad hacia una organización con casi mil asesinatos como activo.

En definitiva, Otegi tendrá que esperar a otra ocasión y confiar, como dicen en mi pueblo, en que no se le pase el «asao». Así es la vida.