Cataluña

Más agentes en Cataluña

La Razón
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Tengo cero dudas sobre la integridad de la mayoría de los mossos d’Esquadra. Gente que cumple la ley y hace cumplirla. Padres y madres de familia que quieren dejar a sus hijos un mundo mejor. Digo la mayoría, y digo bien omitiendo deliberadamente el término «la inmensa mayoría», porque la cúpula y al menos un 10% del cuerpo se ha dedicado en los últimos años a delinquir en lugar de perseguir el delito. A actuar más como una mafia o como la Stasi o la Securitate que como una policía democrática al uso en un país europeo. Ejemplos de cuanto suscribo hay para dar y tomar: espiaron a la oposición democrática catalana, a la heroica Victoria Álvarez Martín para echar una manita al quinqui de Jordi Pujol, al juez que inicialmente instruyó el golpe de Estado del 1-O y se pasaron por el forro el deber de perseguir ilícitos penales como la rebelión, la sedición y la malversación, que conllevan decenas de años de prisión. En fin, una policía bananera por culpa de sus gerifaltes, especialmente el siniestro Trapero.

Sobra puntualizar por qué aplaudí a rabiar la decisión del Gobierno de España de enviar cerca de 7.000 policías y guardias civiles a Cataluña tras certificar que los Mossos de Trapero ni estaban ni se les esperaba en la persecución del tejerazo del siglo XXI. Pero así como entonces respaldé por tierra, mar y aire la determinación de Mariano Rajoy, repruebo ahora la retirada de un contingente más necesario que nunca teniendo en cuenta que los malos gozan de mayoría absoluta en el nuevo Parlament. Los golpistas volverán a hacer de las suyas y los mossos de a pie tendrán que resignarse a lo de siempre: hacerse los suecos por obediencia debida.

Urge, por tanto, forjar un acuerdo de Estado para al menos doblar el número de miembros de la Policía y la Guardia Civil en Cataluña. Para que de manera permanente haya tantos agentes de estos dos cuerpos como mossos. O casi. La calculadora nunca miente y la calculadora revela que hay 6.000 de los dos primeros y 16.700 de los terceros. Una desproporción sideral de casi 11.000 efectivos. Y que nadie nos dé gato por liebre porque no existe limitación legal alguna sobre el número de policías y guardias civiles que debe haber en Cataluña. Es tan sólo una decisión política. Que la tomen antes de que sea demasiado tarde. Antes de que la impunidad vuelva a imponerse sistemáticamente a la legalidad.