Cástor Díaz Barrado

Más que palabras

La Razón
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Las desagradables e inoportunas expresiones utilizadas por el presidente de los Estados Unidos, Donald Trump, para referirse a algunos países, y descalificarlos, en el marco de algunas cuestiones migratorias, no se puede decir que sean educadas y que respondan a una visión positiva de las relaciones internacionales. La cortesía internacional no es, precisamente, una de las habilidades que tiene el presidente norteamericano. Pero la cuestión de fondo va más allá de la mera educación y pone de relieve una visión equivocada del contenido de la sociedad internacional. El poder político, económico y militar de los estados no debe llevar, en ningún caso, a la imposición y, menos aún, al predominio de unos países sobre otros sobre la base de criterios de discriminación. La igualdad soberana es uno de los principios estructurales del orden internacional y debe afirmarse a pesar de que, en la realidad, existan profundas desigualdades entre los estados. Todos tienen los mismos derechos y las mismas obligaciones con independencia de su extensión territorial o de su poder político-militar e, incluso, de su capacidad económica. El principio de igualdad soberana sustenta la existencia de la sociedad internacional. Más aún, aquellos estados que tienen un mayor poder en la realidad internacional, sobre la base de este principio, tendrían, incluso, obligaciones específicas y una mayor responsabilidad en determinados ámbitos de las relaciones internacionales. Estados Unidos, y su Presidente, no sólo deben moderar sus expresiones, sino que, también, deben respetar los principios sobre los que se asienta la comunidad internacional. No hay países que, por sí mismos, merezcan el menosprecio y tan sólo se debe criticar a aquellos que violan los derechos humanos y que no respetan las normas de convivencia en la sociedad internacional. Muchas veces, todo empieza por no utilizar bien las palabras apropiadas. Las expresiones de Donald Trump no deben ser entendidas tan sólo como una contravención a las normas básicas de la cortesía internacional.