Política exterior

México, en España se piensa mucho en ti

La Razón
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Un mexicano, Agustín Lara, escribió una de las canciones más populares dedicadas a la capital de España, el chotis en el que se canta «Madrid, Madrid, Madrid, en México se piensa mucho en ti». En estos días en España también pensamos mucho en México. El nuevo presidente de Estados Unidos, Donald Trump, ha firmado una orden ejecutiva ordenando construir un muro en la frontera con México, aunque más bien se trata de continuar y completar el que ya existe desde los años noventa del siglo pasado. Hay tres mil kilómetros de frontera entre ambos países, de los cuales en más de mil ya existen muros y vallas.

No se puede discutir el derecho que tiene cualquier Estado a construir barreras físicas y establecer controles en sus fronteras, por tanto, el presidente Trump puede hacerlo. Pero es injustificable e inadmisible pretender que el coste sea pagado por México, es intolerable amenazar con que si no se paga de forma directa, buscará la fórmula para que sea pagado de forma indirecta. Y siendo todo esto grave, es todavía mucho peor el enorme error político de despreciar la interlocución con el Gobierno de México y haber actuado en algo tan importante de forma unilateral.

México es un gran país democrático, con una población de más de 120 millones de habitantes, que merece todo el respeto y ofrece todas las garantías para dialogar y establecer de mutuo acuerdo las mejores condiciones para el control de fronteras y para cualquier otro asunto. Es una gran equivocación de Trump ignorar o no valorar el potencial en todos los sentidos de su vecino del sur, como también lo es suprimir de la web de La Casa Blanca el español –idioma que hablan 55 millones de personas en Estados Unidos, y más de 500 millones en el mundo–.

Algunos diputados de la oposición en España demuestran con sus manifestaciones, como en tantas ocasiones, su inexperiencia e irresponsabilidad. Para que supieran cómo se ayuda más a México bastaría con que tomaran nota de lo que ha dicho su presidente, Peña Nieto: «México no pagará ningún muro. Refrendamos nuestra amistad con el pueblo de EE UU y voluntad para llegar a acuerdos con su gobierno. Acuerdos en favor de los mexicanos». También sería conveniente que escucharan a un mexicano, que además de rico es muy inteligente, Carlos Slim, que ha dicho que Trump no es «terminator», es «negociator». O que pensaran en lo que recientemente ha manifestado en Davos un español muy acertado en sus razonamientos y buen conocedor de México, el presidente de BBVA, Francisco González, que ha afirmado que es un país mucho más fuerte de lo que la gente cree, y que Estados Unidos y la Administración de Trump van a promover mucho más comercio con México de lo que ellos imaginan.

En España hemos tenido presidentes que eran «dios» –así denominaban a Felipe González algunos de los suyos– o que protagonizaban «acontecimientos históricos planetarios» como desde las filas socialistas se dijo de Zapatero. Ahora tenemos un presidente, Mariano Rajoy, que, a diferencia de otros, no procede del Olimpo, es humano y como todos los humanos puede cometer errores –muchos menos que esos políticos que se creen perfectos y nos dan lecciones de todo–, pero que actúa con eficacia, intentando siempre conseguir lo mejor para los ciudadanos, y no los titulares ni el protagonismo en los medios de comunicación. En asuntos tan delicados como el que se ha planteado por la decisión de Trump, y sin olvidar que Estados Unidos es un aliado fundamental, Rajoy está haciendo lo que debe: trabajar con la sensatez y la discreción que se requiere para ayudar a México, buscando la colaboración de nuestros socios europeos y de la comunidad hispanoamericana para que se encuentre una buena solución.

Queremos a México y a su gente, y creo que la mayoría de los estadounidenses también. Si algún dirigente no les quiere, no hay ningún problema, basta con que les respete.