Champions League

Alfonso Ussía

Misericordia y abrazo

La Razón
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Hoy me siento generoso. Y he comprado en el quiosco los periódicos deportivos de Barcelona. Lo he pasado muy bien disfrutando de su lectura. Les ha dolido mucho lo de Buffon. Ignoraba las muchedumbres de culés que aman a Buffon. El sábado, pim, pam, pom, pum, cuatro roscos a Buffon. Se lo comenté a mi mujer. «Qué noche aciaga para Cataluña. Cuatro goles a Buffon». Y abracé con todas mis fuerzas, desde la comodidad de la figuración y la metáfora, a todos los seguidores del club independentista, no sólo a los naturales de Cataluña, sino a los de toda España, que deseaban la victoria de la Juventus no por su odio y envidia al Real Madrid, que no, sino por su amor a Buffon. Que por otra parte, no entiendo ese cariño a Buffon, que en dos partidos contra el «Barça» no permitió a la trepidante MSN meterle ni un gol. Pero en fin, celebran la Diada y aman a los que les derrotan. Una duda me asalta. ¿He puesto bien y en su orden las siglas de la MSN? Todo menos herir a un barcelonista por una bobada como ésta, que ellos no perdonan un desliz al respecto. MSN, el tridente victorioso que ha logrado ante el Alavés el Campeonato de España, Copa de S.M. El Rey, reúne las iniciales de Messi, Suárez y Neymar. Pero me ha entrado la duda. ¿Es la MSN, o la MNS, o la NMS, o la SMN? Bueno, si me he equivado, mis disculpas por adelantado.

También deploro la tristeza de algunos atléticos, que comparten con todos los barcelonistas no su odio y envidia al Real Madrid, sino su admiración por Buffon. Tengo un cuñado, de níveo cabello y al que quiero como uno de mis mejores amigos, que se sinceró durante una comida en los días previos a la gran final. «Me encantaría que el Barcelona ganara la Liga y la Juve la Copa de Europa. Y no por desafecto al Real Madrid, sino por Buffon». Hay que comprenderlo. La máxima ilusión de un forofo colchonero era –hay que escribir en pasado–, que Buffon fuera elegido Balón de Oro en perjuicio de Cristiano Ronaldo. Los atléticos antimadridistas, como los culés independentistas o los culés tontos –aquellos que no son catalanes ni independentistas pero siguen siendo culés–, han crecido y se han formado como aficionados al fútbol con Buffon como referente fundamental. Lo tiene complicado Buffon para lograr el Balón de Oro cuando su competidor es el que le ha colado dos golazos en el partido culminante del año. Xavi, el íntimo de Casillas, que hoy triunfa en Oriente, lo reconoció sin tapujos en el equilibrado «Sport» de Barcelona, que dirige mi buen amigo Ernest Folch: «Me alegraría con una victoria de la Juventus porque Buffon merece el Balón de Oro». Sea bien entendida la interpretación, la exégesis, de mi teoría. No hay antimadridismo en la profunda tristeza de los barcelonistas por el triunfo –van 12–, del Real Madrid en Cardiff. Hay lamento compartido cercano al sollozo común por los cuatro goles –pim, pam, pom, pum–, que metió el Real Madrid en la portería defendida por Buffon. El barcelonismo –tanto el independentista, como el lógico y respetable y como el inconcebible del resto de España–, no sufre por la merecedísima victoria –un repaso–, del Real Madrid. No padece por la imagen del abrazo de veinte jugadores con su entrenador. No rabia por la alegría inmensa de los madridistas. Llora por Buffon. Es, por lo tanto, un llanto admirable, un zollipo que cursa y empuja rostro abajo las lágrimas por un ídolo que ha tenido la mala suerte de encontrarse con Ronaldo, Casemiro y Marcos Asensio, pocas semanas después de hacerlo con la MSN, o MNS, o SMN, o como se escriba. Y claro, Buffon creyó que todos los equipos españoles son como el «Barça», y de eso nada. Hay uno, muchísimo mejor. Y pim, pam, pom, pum, cuatro goles, la Duodécima al Bernabéu y Buffon hundido.

Abrazo a todos los sollozantes con sincero afecto, amor cristiano y solidario palmoteo en la espalda.