Ely del Valle

Montoya pierde el tiempo

Podemos se ha montado gracias a un «crowdfunding» que el chavismo organizó con el dinero de los venezolanos que, como todos sabemos, viven en la opulencia desde que Maduro escucha los mensajes de ultratumba del «pajarito» Chávez que, en su faceta de Espíritu Santo bolivariano, también debió de desvelar a varios de sus prebostes cuál era el camino hacia el Banco Madrid y el Banco de Andorra, que vienen a ser algo así como las ONG de los escamoteadores profesionales. Eso es lo que supuestamente se deduciría de los casi trescientos documentos que el diputado de Primero Justicia, Julio Montoya, se ha traído bajo el brazo desde su Venezuela natal. Tampoco es que este asunto tenga demasiada importancia. No hay nada como reinventar la democracia para que el encarcelamiento de opositores se haga costumbre y la corrupción no pase factura. Dice Montoya –persona difícil de amilanar, tal y como demuestra su condición de opositor al régimen de un señor que, incomprensiblemente, ha heredado un chándal pero no el sobrenombre de «gorila»– que ha venido hasta España jugándose el tipo para reunirse con parlamentarios del PP, del PSOE y de Ciudadanos, pero que no tiene ningún inconveniente en intercambiar impresiones con Iglesias y su alegre muchachada. Sin embargo, desde Podemos han dado la callada por respuesta quizá porque Monedero prefiere quedarse en casa tuiteando piropos contra Rato; quizá porque Iglesias anda meditando con qué personaje de «Juego de Tronos» se podría identificar al pequeño Nicolás para que todo cuadre en su particular juego de rol a tiempo real. La cuestión es que, lamentándolo mucho, Montoya se va a quedar compuesto y sin novia, y no sólo porque Podemos tenga el cuaderno de baile a tope y rechace su invitación, sino porque en cuanto pasen cuatro días descubrirá que la financiación irregular de los partidos no es una de las preocupaciones que aparezcan en nuestras encuestas del CIS.