Iñaki Zaragüeta

No lo permitirían

La Razón
La RazónLa Razón

¿Permitiría la CUP (Candidatura de Unidad Popular) un referéndum de la provincia de Tarragona, por poner un ejemplo, para separarse de Cataluña en contra del Estatuto de autonomía o, si llegara el caso inviable de existir como Estado, de su Constitución y sus leyes? En absoluto. Primero, porque su estructura e ideología como partido se dan de bofetadas con el sistema democrático. Segundo, porque reprimiría cualquier rebelión contra la legalidad por ella instaurada.

Esta formación independentista y anticapitalista quiere ya la celebración de un referéndum unilateral de independencia (RUI) para junio de 2017 propiciando los quebrantamientos de cuantas leyes haga falta, todos los que no consentiría de ser sus dirigentes quienes gobernaran. O ¿lo permiten acaso allí donde tienen o participan del poder? En Cataluña, por ahora, su único protagonismo se ha basado en el entorpecimiento de la normalidad.

Se sorprende mi amigo Rogelio de que organizaciones políticas como ésta, con el fracaso demostrado en materia política, económica y social, tengan como cómplices a otras que defienden la economía de mercado y el desarrollo de la sociedad, expresado esencialmente por el Estado de Derecho y fundamentado en el respeto y cumplimiento de la legalidad.

¿Qué hacer? Tiempo y esperanza. Alguien importante de las organizaciones catalanas le dijo a mi amigo que el crecimiento económico será esencial para el cambio sustancial de escenario, para que el radicalismo no sea una de las características importantes en las relaciones políticas. «Cuando se confirme y se perciba ese crecimiento, el independentismo se transformará en catalanismo y el panorama será bien diferente».

Queda patente que, en tanto eso sucede, algunos deben aprobar la asignatura de aprender a vivir juntos, respetando a los demás y al ordenamiento jurídico, porque la democracia sóla no basta. Como decía Adolfo Suárez, a quien tanto se agarran los más lejanos a su talante de diálogo y consenso, no era cierto que la democracia iba a resolver todos nuestros problemas. Democracia es sólo un sistema de convivencia. Respetémoslo.

El empeño de la CUP conduce a ninguna parte. ¿Para qué, entonces, obcecarse en ello? Así es la vida.