Restringido

Periodismo a la intemperie

La Razón
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En la canción de Def con Dos, la culpa de todo la tiene Yoko Ono, ahora con la nota de la APM, toda la culpa de la situación del periodismo patrio en los últimos 40 años es de Victoria Prego. La lapidación tuitera también hace brechas, aunque la sangre no salpique las pantallas. Vuelve a repetirse la estrategia que ha llevado a la redacción de la nota a la que todo el mundo político-periodístico se refiere para hablar de otras cosas. La presidenta de la APM no se levantó un día y tuvo una revelación extrasensorial y le dio por hacer un texto en el que decía «la APM considera totalmente incompatible con el sistema democrático que un partido, sea el que sea, trate de orientar y controlar el trabajo de los periodistas y limitar su independencia». Como otras veces para no reconocer una situación se tira por elevación y el partido señalado, Podemos, ahora quiere abrir un debate sobre la precariedad del periodismo. Perfecto, ¡ábranse los debates! y que se cierre alguno con «cultura y prosperidad». Pero no perdamos el foco. Esa nota sale después de que una docena de periodistas se dirigieran a la Asociación para, con pruebas, pedir amparo. Si el periodismo fuera la estiba al amparo se le hubiera sumado la solidaridad de los compañeros. Pero esto es plural y gallináceo por vuelo y revuelo. Así que, como se señalaba a un partido, ya han salido otros compañeros a hacer eso tan de políticos que es el «y tú más». Nadie niega que Podemos presionara, ni tan siquiera sus portavoces, la cosa es que el PP y el PSOE, Convergència y la UCD en sus tiempos seguro que también. Echando un vistazo a los relatos que se han hecho con todo esto se ha conseguido poner dinamita a la APM con ataques innecesariamente hirientes y falsos contra Prego. Pero hay algo peor, han querido despojar a la APM de la capacidad para defender como asociación profesional a los profesionales. Éste es el deseo y objetivo de todo totalitarismo completo o parcial, acabar con los organismos que puedan unificar la defensa de los derechos de un colectivo especialmente castigado. ¿Y qué pasa con esa docena de compañeros? algunos ya hablan del fin de la tormenta. Les hemos vuelto a dejar a la intemperie con los peros.