Paloma Pedrero

Pirotecnia

La Razón
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Cada vez aparecen más casos de heridos o muertos por explosiones pirotécnicas en los medios. En España el uso de la pólvora en las fiestas está a la orden del día, tanto como el de quemados y fallecidos por esa causa. Si tiras de hemeroteca, el dato de accidentados por espectáculos de fuegos artificiales, explosiones, disparos, cohetes y demás juegos de fuego y ruido es como para acongojarse. Pero, ¿es realmente tan divertido el que la gente sea petardeada y abrumada por estallidos sin arte? Los fuegos artificiales al cielo y bien hechos tienen su belleza, es verdad, aunque a veces también falla la seguridad. Sin embargo, a menudo se utilizan explosiones pirotécnicas por el gusto de espantar, confundir y hacer el cafre. En el pueblo al que yo acudo casi todos los agostos, la fiesta estrella se llama “toros de fuego”. Hoy no se permite que sean animales de verdad los que lleven los pitones en llamas; hoy son personas, encajados en una estructura con cuernos, las que van persiguiendo a la muchachada entre chispas y empujones. Les puedo asegurar que esas noches “de fiesta” pasan por el ambulatorio cantidad de chavales quemados o aplastados. Y, ahora sí, todos callan ante la escabechina. Las gentes nos aferramos a las tradiciones, aunque sean peligrosas e irrespetuosas con lo humano y lo animal, por pura necedad. Por eso hay que empeñarse, comprometerse con valentía en educar, promover y legislar a favor de la belleza y el significado. Hace siglos se lamentaba Shakespeare en boca de Macbeth: "La vida es una sombra... Una historia contada por un necio, llena de ruido y furia, que nada significa"Y así seguimos, en la pirotecnia del sin sentido.