Política

Por la muerte del profesor Arrow

La Razón
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La muerte de Kenneth Joseph Arrow no ha sido portada en los medios de comunicación. Incluso, es posible, que muchas personas no sepan que fue el Premio Nobel de Economía más joven, con 51 años.

De su legado muchos destacan el teorema de la imposibilidad de Arrow y el fortalecimiento de la economía con las matemáticas. Pero su aportación fue más allá de las fronteras de la economía, contribuyendo al desarrollo de la filosofía y la política.

Es de justicia reivindicar su paternidad de la economía de la salud, esa rama del conocimiento que persigue mejorar la salud de las personas con una más adecuada asignación de los recursos, que siempre son escasos.

Sobre salud, escribió poco más que un artículo, “Uncertainty and the welfare economics of medical care”, en 1963, pero generó un profundo debate sobre preguntas por las que hoy siguen corriendo ríos de tinta como: ¿cuál es el papel apropiado de los mercados en la prestación de los servicios de salud? o ¿qué papel debe reservarse el gobierno?

El artículo fue consecuencia de una invitación para participar en unas jornadas sobre salud, por parte de Victor Fuchs, en nombre de la Fundación Ford. Fuchs es el economista estadounidense que popularizó la curva de Samuel Preston, que relaciona la renta per cápita con la esperanza de vida, es decir, descubrió que a medida que aumenta la renta de las personas, estas viven más años.

Toda la investigación de los llamados “determinantes de la salud” ha demostrado que la Salud no solo depende de la calidad de los servicios sanitarios, sino en mayor medida de otros factores como el estilo de vida, el entorno ambiental o las desigualdades sociales.

Toda desigualdad evitable es una iniquidad insoportable para un ideal de sociedad justa. Las muertes infantiles alcanzaron los 6 millones en el año 2015, de ellas, la desnutrición es causa de la tercera parte y el resto se debió a diarrea, neumonía y nacimientos prematuros. Es decir, que la inmensa mayoría son evitables.

No hace falta ir a países subdesarrollados, también la injusticia nos ataca mucho más cerca de lo que pensamos, incluso en una misma ciudad las desigualdades se saldan en años de vida. La diferencia de esperanza de vida es de casi 3 años entre el distrito de Salamanca, uno de los más ricos de Madrid y el de Puente de Vallecas, uno de los más humildes.

Dejar toda la responsabilidad de la salud al sistema sanitario es un error y una temeridad. Una buena educación, alimentación, vivienda y hábitos de vida se manifiestan más eficaces. La prevalencia de los infartos y las depresiones entre los desempleados casi duplica a la del resto de la población y la falta de cuidado dental en los niños no solo discrimina a un niño por la sonrisa, sino que es un elenco de enfermedades para el mañana.

En lugar de jugar a ver quién es más rojo, la izquierda debería afrontar seriamente como primera política la mejora de la salud, sin necesidad de gastar mucho más en sanidad, eso es socialdemocracia.

Pero no quiero dejar mácula en este artículo con la coyuntura política, prefiero que sea un homenaje al profesor Arrow. Se tiene en alta consideración a un cirujano o a un cardiólogo, porque salvan muchas vidas humanas, lo que eso es realmente cierto y justo, pero no lo es menos que algunos investigadores de la Economía de la Salud han salvado también a muchas personas y sus contribuciones han servido para aumentar los años que vive el ser humano.