Iñaki Zaragüeta

¿Por qué sólo se perjudica?

La Razón
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¿Cuántas horas dedicaron determinados programas de televisión y radio, también páginas de prensa, a la acusación infundada del socialista catedrático de la Universidad de Navarra de que Francisco Camps había plagiado su tesis doctoral, para lo que pedía además una comisión de investigación? Todos sabemos que innumerables.

¿Cuántas horas dedicaron esos mismos al veredicto de que la acusación del socialista Jorge Urdánoz, el citado profesor, «carece manifiestamente de fundamento» ya que sus imputaciones no tienen apoyo jurídico ni indicio probatorio alguno? Todos hemos comprobado que ni una hora y algunos ni un minuto.

¿Cuánto ocuparon los acusados valencianos en el «caso Nóos»? Una barbaridad. ¿Cuántas en resaltar con el mismo ardor la inocencia, proclamada por el tribunal que lo juzga, de Jorge Vela, José Manuel Aguilar, Alfonso Grau, Luis Lobón y Elisa Maldonado? Ni comparación con las de antes.

¿Cuántas se han dedicado a la Comunidad Valenciana como centro de corrupción? Creo que cientos. ¿Cuántas a los treinta valencianos absueltos en los diferentes casos tan propagados desde ellos? Apenas, a algunos ni un minuto.

¿Cuántas se están dedicando estos días al caso del presidente de la Región de Murcia, Pedro Antonio Sánchez? Una tras otra. ¿Cuántas a las 16 querellas y demandas presentadas por el Partido Socialista contra él y sobreseídas todas de entrada? Las mismas que a las 95 causas archivadas contra cargos públicos del Partido Popular de Murcia interpuestas por PSOE e Izquierda Unida en los últimos diez años: se desconocen.

Vuelvo a hacer la pregunta: ¿quién y cómo se les restituye el honor, el trabajo y el dinero a todos ellos? Como Cicerón: «Hasta cuándo se va a abusar de la paciencia colectiva». Así es la vida.