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Probaturas

La Razón
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Con cinco novedades, hambre de gol y de gloria, España terminó el primer tiempo en San Petersburgo con ventaja en el marcador (1-2). A los 9 minutos, 0-1, otro acierto de Jordi Alba. El sábado pasado, en otro amistoso, Argentina tardó 85 minutos en doblegar a esta selección rusa. Lopetegui exige esfuerzo, ambición, presión, velocidad, intensidad, concentración... Y los designados intentan complacerle porque se juegan el Mundial, aunque con tanto cambio como sobrevino en el segundo tiempo no es sencillo cumplir las pautas. De ahí el empate a tres final y después de los dos penaltis discutibles que transformó Ramos.

Ejemplos de lo fácil que es perder el sitio en el fútbol hay a millares. El más reciente, la apocalipsis de Italia, que no estará el próximo verano en Rusia, como Holanda o Chile. Lo más peligroso de los rusos son los ultras; pero aprovechan las facilidades. Y España, sin renunciar a la victoria, cedió el 3-3 y encajó en 90 minutos tantos goles como en la clasificación para el Mundial. Las probaturas pasan factura; pero la imagen no es mala.

Deja de ser noticia el buen comportamiento de la Selección, sea cual fuere la situación o el escenario, y tampoco lo es que Cristiano Ronaldo filtre por ahí, como en él es habitual, que en cuanto termine la temporada baja el cierre en el Madrid. Razones posibles de su descontento: que no cobra lo que Neymar en el PSG (35 millones netos), ni lo que Messi percibirá en el Barça cuando se haga la foto –40 millones libres de impuestos–; que Hacienda le persigue y que no siente el cariño ni el respaldo del club; que necesita mimitos, a poco más de dos meses de cumplir los 33, y que por todo ello o por alguna razón en particular no piensa celebrar los 36 años –cuando expira su contrato– vestido de blanco en el Bernabéu. La cláusula de rescisión, 1.000 millones, ¿hay quién dé mucho menos? ¿Trescientos, quizá? Gratis no se va a ir. Y no hay más quid de la cuestión, ni alarma en el Madrid. Ni en la Selección por este empate.