Islam

Psicología inversa

La Razón
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La Justicia francesa ha sentenciado que cualquier mujer puede utilizar el burkini en sus playas. Por encima de todos los que hoy lo aplauden, hay una musulmana a la que supongo millonaria. Aheda Zanetti, la creadora de la prenda, asegura, ufana, que tanta polémica ha provocado que se incremente un 200% la venta de sus «burkinis». Ella, que sólo quería unir culturas, ha conseguido todo lo contrario con sus diseños, que tantas mujeres usan en las playas de Niza, todavía de luto por el terror yihadista. Propuestas que, como mujer, me resultan humillantes, aunque no tenga derecho a prohibirlas. He crecido frente a Marruecos y os aseguro que las musulmanas, al menos en playas gaditanas, no han pasado hasta hoy por el trance absurdo de taparse hasta las pestañas.

Me vais a perdonar, amigas occidentales ultradefensoras del «burkinismo». ¿Por qué no se diseñan trapos similares para ellos? En un espacio público europeo y laico, en una costa concebida los veranos para disfrutar del sol y el mar, no acabo de comprender el aplauso encendido de algunos a esta prenda que simboliza la huella degradante de una religión. A quienes han defendido el «burkini» con pasión estos días –quizá en bikini desde un rincón europeo– les digo que sólo me explico su postura en términos psicológicos: «basta que me prohibas algo para que yo lo acepte».

La psicología inversa funciona por un motivo muy simple: a muchos no nos gusta que nos presionen o nos digan lo que tenemos que hacer. A menudo, para reafirmarnos, actuamos justamente al contrario de lo que nos piden.

Pensando en nuestros políticos, a alguno le convendría una dosis de psicología inversa con sus rivales, ahora que se ha acordado otro pacto de investidura y Rajoy atesora 170 apoyos. Todo sea por el desbloqueo. Me apena vivir en un país que aún arrastra dogmas heredados de la guerra civil, izquierda o derecha; azules o rojos. ¿No decía Sánchez que le encantaba la serie «Borgen»? Al líder socialista le pediría que emulara a esos fantásticos políticos daneses ficticios. Y a Rajoy, que reconsiderara su estrategia. Hoy mismo puede probar el argumento de la psicología inversa, en el Congreso. Imaginad que le comenta a Sánchez algo así como «apuesto, Pedro, a que no eres capaz de pactar con nosotros. ¡Ninguno de los tuyos se abstendrá!» A ver qué pasa. Visto lo visto estos últimos meses, a lo mejor cuela.