Enrique López

Puntadas con hilo

Se dice que democracia participativa es un concepto que engloba a formas de democracia en las que los ciudadanos tienen una mayor participación en la toma de decisiones políticas, que la que les otorga tradicionalmente la democracia representativa, facilitándole a la ciudadanía que pueda ejercer una influencia directa en las decisiones públicas a través de referendos o plebiscitos; inobjetable en su filosofía y deseable cada vez más en el futuro. Pero hoy en día, y sobre todo en España, algunos confunden este tipo de democracia con un nuevo modelo que consiste en subvertir las vías constitucionalmente establecidas, y amparándose en un pretendido y no constatado refrendo popular, se erigen en los representantes genuinos del pueblo. Me recuerda mucho en su génesis a las democracias populares que tuvieron su máxima expresión en los denominados estados socialistas, regímenes en los que el pluralismo era muy limitado y en la práctica inexistente. La esencia de la democracia es la voluntad soberana de los ciudadanos traducida en votos y ello obtenido mediante el sistema preestablecido, y no mediante apelaciones a sentimientos de mayorías no conformadas democráticamente. En la misma línea, en Cataluña políticos nacionalistas también se amparan en otro pretendido sentimiento mayoritario, para exigir un proceso de ruptura con la democracia hacia la independencia, que ni siquiera en el pseudo-referéndum que montaron, sin oposición salvo en lo jurídico, lo consiguieron. Parece que este es un momento en el que los procesos democráticos sobran y entorpecen. ¡Pues no! Lo que legitima cualquier aspiración es el respeto a los procesos y al statu quo; lo demás es revolución, y el que siembra revolución la recoge tarde o temprano. La tranquilidad que nos queda a la inmensa mayoría paciente y respetuosa con la ley, es confiar en el sentido común del pueblo español, que también incluye al catalán.