Elecciones generales

Rajoy y el «Game Over»

La Razón
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«Final de partida», «Game over» era la frustrante frase que nos anunciaba que el juego había terminado. O depositabas más monedas o los mandos dejaban de responder, eso era todo en el limitado mundo de las maquinitas «flipper», que ya son historia. Mariano Rajoy tiene a día de hoy la misma prerrogativa. Tal vez sea una de las escasas atribuciones que se le reservan como jefe de un gobierno apoyado por la mayoría minoritaria de 137 diputados. Apretar el botón que activa el fin de la partida o, para ser más exactos, dejar constancia de que, llegado el momento, solo él puede elegir en función de las circunstancias ese activado.

El Gobierno no deja de recalcar, ya sea en boca de secretarios de Estado, de ministros o del propio presidente que sólo está por la labor de impulsar una legislatura basada en el dialogo y que avance en los logros, sobre todo económicos de los últimos años y esa declaración de intenciones no deja de ser cierta en un momento en el que la aprobación de los presupuestos depende de la altura de miras de formaciones como el PSOE, entre la espada y la pared de su parroquia más «militante» y de su vocación de gobierno y sentido de estado. Es aquí donde las circunstancias acaban mandando, no es lo mismo contemplar la realidad política desde una mayoría minoritaria de gobierno enclenque y a la baja, que desde esa misma posición con claros síntomas de crecimiento.

Los últimos sondeos, incluido el de NC Report para este periódico, dejan meridianamente clara la tendencia creciente de la estabilidad propugnada por Rajoy en su travesía del desierto hasta conseguir la investidura tras los comicios del pasado junio. El PP superaría a la suma de socialistas y Podemos y además la de populares y Ciudadanos obtendría, esta vez sí, una mayoría absoluta suficientemente holgada. Las encuestas vienen a dinamitar la preponderancia de los del «no» a todo lo que suponga partido popular y muestran un diáfano panorama de holgada mayoría entre quienes tan solo hace unos meses se quedaban en 172 largos y trabajados pero insuficientes escaños.

La repetición de convocatorias con las urnas por razones tácticas o estratégicas suele volverse contra sus promotores, –pregunten a los de algunos referéndums– pero la política es el arte de lo posible en todos los sentidos y tanto como el interés general prima el de conformar mayorías estables que sean aún más beneficiosas para ese interés general. Una máxima en la que también cuentan los «foráneos», ya saben, esos del ámbito financiero que ponen los huevos en cestas lo suficientemente fiables. El botón de «Game Over» lo tiene sólo Rajoy, el mismo que ¿desbarraba? En la cena con militantes madrileños aludiendo a la épica electoral y el mismo que el día de la constitución nos apuntaba en el congreso que gobernar en minoría es toda una oportunidad. El desenlace tendrá mucho que ver con la forma en que el PSOE se levante del diván.