Crisis del PSOE

Relevo en la dirección del PSOE

La Razón
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El 1 de octubre se produjo la abrupta salida de Sánchez de la Secretaría General del PSOE tras perder el apoyo del Comité Federal después del pulso mantenido tras enrocarse en el «no es no» y llevarle al peor resultado de su historia. Le sustituyó una gestora al frente de la cual está el presidente de Asturias, que acreditó ser la persona más sensata para tratar de enderezar el errático rumbo en el que habían entrado.

La recomposición no era fácil por la persistencia de Sánchez en disputar la Secretaría y por la necesidad de ganar tiempo para restañar las heridas, recuperar un discurso ideológico y un proyecto razonable, y favorecer que Susana Díaz, la gran esperanza de liderazgo futuro, compusiera una imagen que la acreditase como líder.

Compaginar los deseos con la realidad suele ser tarea difícil y, aunque el presidente de la gestora ha hecho loables equilibrios, ha tenido que adaptarse a las circunstancias. Las «caravanas» de Sánchez han sido menos y menos numerosas de lo esperado. El descuelgue de sus apoyos orgánicos crece cada día hasta el punto de interpretarse que carece de apoyos para dar el paso. El acelerón dado a la campaña de Díaz para reforzar su imagen internacional con sus visitas a Bruselas en calidad de «líder socialista» y su mayor presencia nacional han quedado eclipsados por la inconcreción sobre su intención de presentar su candidatura y sobre su sustitución al frente del PSOE andaluz, pese a los apoyos de González y Zapatero.

La sensación de que el alargamiento de los plazos para el congreso es una estrategia para favorecer las aspiraciones de Díaz ha llevado a los críticos a exigir la concreción de la fecha de su celebración –17 y 18 de junio–, cumpliendo el objetivo que tenía la gestora para rebajar la tensión y aquélla para restañar sus heridas y recuperar imagen.

La indeterminación de Sánchez, la no definición de Susana, el abandono de aquél por los críticos y la dilación de los plazos del congreso las ha aprovechado Patxi López para anunciar su candidatura con el apoyo de parte de los que apoyaban a Sánchez, de algunos barones tradicionales y –al parecer– del incombustible muñidor en la sombra Rubalcaba, generando un cierto desconcierto y animando el cotarro con meses de antelación.

Conviene no perder de vista que el objetivo del proceso iniciado en octubre era recuperar un PSOE centrado en España, alejado de los separatistas, de la izquierda radical y del sectarismo excluyente del «no es no» a cualquier acuerdo con el PP. Un proceso necesario y bueno para España. Y recordar que López se hizo lendakari con el apoyo del PP para acto seguido entregarse al PNV y facilitar su vuelta al Gobierno. Que formó parte del núcleo duro de Sánchez con el que compartía el «no es no», y su posición favorable a gobernar con independentistas y Podemos con tal de evitar que lo hiciera el PP. El PSOE necesita recomponerse como un partido unido, con un liderazgo fuerte y un proyecto claro para una España unida. Y el anuncio de su candidatura plantea muchas dudas. Los otros candidatos deben dar el paso cuanto antes y despejarlas.