Iñaki Zaragüeta

Rivera no puede esconderse

La Razón
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Nadie duda del mérito y de la valentía de Albert Rivera al coger el estandarte de la españolidad en Cataluña. Como dice el ex presidente de Sociedad Civil Catalana, José Ramón Bosch, «ser español en Cataluña sale muy caro; ser catalán en Madrid y en España, muy barato». Ciudadanos (C’s) agrupó en su origen a un selecto grupo que conjugó su catalanidad con la españolidad. Con audacia, honradez y claridad se han erigido en el baluarte nacional ocupando el lugar que el PP no acertó a hacer suyo.

El salto de Rivera a la política nacional le ha generado simpatías en cadena. Por su coraje en terreno enemigo, por su juventud, por su defensa de la unidad de España y por su batalla contra la corrupción, esa lacra que tiene en el filo de la navaja a los partidos tradicionales. Tanto, que el líder de C’s tiene ante sí las máximas expectativas a nivel nacional, incluida la Presidencia del Gobierno, bien es verdad que al estilo «Borgen», la fantástica serie sobre la Cosa Pública en Dinamarca.

Para llegar a su privilegiada posición, Rivera ha podido eludir cuestiones de política menor, pero ineludibles si quiere llegar a lo más alto en España. Tendrá que mostrar esas cartas que tanto guarda.

Le va a ser imposible esconder si se decantará, de ser tercero en discordia, por el PP o el PSOE en caso que pudiera dar La Moncloa a los dos. O si sería capaz de aceptar el plato de lentejas si se lo ofreciera el fracasado Pedro Sánchez aunque Mariano Rajoy fuera el partido más votado y con más escaños.

Los españoles tienen derecho a saberlo y, si de verdad tanto defiende la limpieza, está obligado a expresarse. Así es la vida.