Conferencia política del PP

Rotación

La Razón
La RazónLa Razón

Sería bueno para poder entendernos que llamáramos por el mismo nombre a lo que es idéntico, pero reiteradamente comprobamos que algunas personas –negativa, por supuesto, si ocurren en el Partido Popular– unos hechos; y llaman de forma completamente distinta –positiva en todo lo que se pueda– a situaciones iguales si acontecen en partidos de izquierda.

Se acercan las fechas del congreso del Partido Popular y, como es lógico, estamos viendo y veremos multitud de propuestas en diversos ámbitos. Algunas serán compartidas por la mayoría y se aprobarán, y otras no y serán rechazadas, como ocurre siempre en un partido democrático. Es muy curioso que si se plantean enmiendas en los congresos de los partidos de izquierda se describe como democrática participación, pero si se presentan en el PP, se habla de reto a Rajoy o desafío al presidente del Partido Popular, incluso cuando no son contrarias a lo que propone la ponencia. Esto ha ocurrido con una enmienda de Cristina Cifuentes relativa a los estatutos, y bastaría haberse leído el texto del ponente Fernando Martínez-Maillo para comprobar que la enmienda es complementaria. Y bastaría conocer, aunque fuera sólo un poco, a Cristina Cifuentes, para saber que nunca retará a Mariano Rajoy, al que apoya con toda lealtad.

En el Partido Popular se está trabajando para tener un procedimiento de elección del presidente en el que los afiliados tengan un doble protagonismo: votando directamente al candidato que prefieran y, además, designando a sus representantes en el congreso del partido. Hay que recordar que el presidente del Gobierno de España no es elegido directamente por los españoles. Los electores se limitan a designar a sus compromisarios –los diputados–, que son los que eligen al presidente. De la misma forma se elige a los presidentes de comunidades autónomas y a los alcaldes. Hay partidos que prefieren las paripeprimarias, en las que el aparato del partido se puede cargar cuando quiera al que haya sido elegido –como le ocurrió a Tomás Gómez–. Pero hay que respetar que cada partido decida la fórmula que prefiera. El Partido Popular está empeñado en tener el mejor sistema: elección directa reforzada y con doble vuelta.

La temporada futbolística está muy cargada de partidos, por eso los entrenadores van dando descanso a algunos jugadores que se van turnando en cada jornada, es la denominada rotación. Cuando en una formación política, el ganador de un proceso interno cesa al perdedor de los cargos representativos que venía desempeñando, se cuenta de muchas maneras –le han destituido, se lo han cargado, le han fulminado, le han echado–. Sin embargo, Pablo Iglesias, que manipula el lenguaje como pocos, decía hace unos días del cesado portavoz de Podemos en la Asamblea de Madrid: «La dinámica de un compañero al que le rotan en su responsabilidad y recorre los platós». Los líderes de Podemos ya no pedirán la dimisión o cese de nadie del Gobierno. A partir de ahora les oiremos exigir la rotación.

Pablo Iglesias, del que algunos de los suyos han dicho que es imprescindible para que su partido siga existiendo, está de acuerdo en que haya rotación para sí mismo en Podemos, pero con la otra acepción de esa palabra. Que todo rote, que todo gire... alrededor de él.