Julián Redondo

Ruidos

La Razón
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Kim Jong-un llama a Donald Trump «viejo chocho» y éste le responde: «Y tú, loco, hombre cohete». Entre insulto e insulto, la escalada oral bélica es sazonada con alguna demostración de fuerza por parte de ambos dirigentes, que si mi misil es más largo que el tuyo, que si tú no has visto el mío... Ruido más acongojante que el de sables que tiene en vilo a la población mundial, no vaya a ser que cualquiera de estos dos iluminados presione el botón rojo. Una de las diferencias más acusadas entre ambos, aparte del corte de pelo, es que al norcoreano dentro de su territorio no le contesta ni el estilista y al norteamericano se le multiplican los rechistones sin salir de Estados Unidos. La NBA, la NFL y las figuras principales del deporte estadounidense reprochan a su presidente que no respete la libertad de expresión y le dedican denuestos más gruesos que el enemigo, después de la batalla dialéctica que entabló con Curry. El baloncestista dijo que no tenía intención de visitar la Casa Blanca con él de presidente y la respuesta no se hizo esperar: «No hace falta que vengas. No estás invitado». Ni él ni su equipo, los Warriors.

LeBron James le llama «golfo»: «Usa el deporte para dividirnos». Incide Kevin Durant: «El deporte es lo que nos une». Subraya Kobe Bryant: «Trump inspira odio», y Michael Jordan anota el triple: «Uno de los derechos fundamentales sobre los que se fundó este país es la libertad de expresión».

Ruido «in the USA», en el PSG desde que Cavani se plantó ante Neymar, y en el fútbol español mientras Villar mantiene silencio y sopesa una dimisión más próxima a la moción de censura que al deseo universal de amigos y enemigos. Unos le aconsejan que se vaya, otros se lo exigen y los patrocinadores miran a Las Rozas a ver si escampa, para renovar convenios o finiquitarlos, por falta de interlocutores y exceso de ruidos, molestos como acúfenos, a la espera de candidatos definitivos, que haberlos haylos.