PSC

Sánchez tiene un plan

La Razón
La RazónLa Razón

Lo de Cataluña parece chupado para el secretario general del PSOE al que no hay que negar buenas intenciones a la vez que ganas por hacerse notar como si fuera él el presidente del Gobierno. Tras la reunión con Rajoy y la meliflua representación de Méndez de Vigo en su papel de portavoz del todo va bien, llegó la letra pequeña del vis a vis entre Sánchez y Rajoy. De aquel amor nació, nos enteramos después, una criatura que tiene forma de «iniciativas legislativas» y una hoja de ruta que preveía bifurcarse en cuanto el Gobierno no se saliera de ella, que es lo normal, mantener el rumbo en las turbulencias. Toni Bolaño, el hombre que baila antes de que a Iceta se le ocurra hacerlo, o sea, el hombre que va por delante, desvela hoy en este periódico a qué se refería Sánchez.

Vayamos por partes. El primer ofrecimiento que haría el socialista a Puigdemont es un plan de inversiones. No hace mucho que el Gobierno anunció en Barcelona nuevas infraestructuras, habló del corredor mediterráneo y de los trenes de cercanías. Entonces, el Govern no sólo no se inmutó sino que puso en duda que aquellas promesas se fueran a cumplir. ¿Qué tendría la apuesta de Sánchez diferente a la de Rajoy que hiciera mover el flequillo de Puigdemont? Además, poner dinero encima de la mesa no está en la mano del secretario general porque si se quiere es el líder de la oposición pero no es presidente.

La segunda tiene que ver con la financiación, la espita que hizo que Mas saliera de Moncloa con un bidón de gasolina porque Rajoy no aceptó en aquellos tiempos de crisis profunda un Pacto Fiscal. La Generalitat ha excusado su presencia en la mesa en la que participa el resto de comunidades autónomas sobre cómo zanjar de una vez el asunto de la pasta que tiene que aportar cada una y, sobre todo, la que se lleva, que hay mucho estómago que alimentar en nuestros reinos de taifas. ¿Qué haría cambiar de opinión a Puigdemont si ha cerrado las puertas a tratar este asunto? ¿Y cómo lo explica Sánchez al resto de los territorios? Además, un pacto al que se cierra la Generalitat tendría que partir de Moncloa. Y Sánchez puede erigirse en líder de la oposición, pero hoy no es presidente.

Por último, el nuevo PSOE vuelve a la reforma constitucional como solución plurinacional a las tensiones catalanas con un modelo federal tan legítimo como cualquier otro siempre que una amplia mayoría del Congreso y luego de todos los españoles estén de acuerdo en que así sea. Los socialistas y sus posibles socios no suman lo suficiente si no cuentan con el PP y con Ciudadanos. Llevar esta batalla sólo con la mitad del parlamento conduce a una guerra sin armisticio. Sánchez no puede garantizar a un Puigdemont impaciente que esa reforma saliera adelante y que se hiciera ya. Porque Sánchez busca su sitio como líder de la oposición pero no es el presidente. Rajoy aceptó negociar todos las reclamaciones de los dirigentes catalanes, todas menos una, el referéndum. ¿Tiene algún plan Sánchez para negociarlo? Y aunque así fuera, Sánchez no es el presidente del Gobierno.