Toni Bolaño

Siete partidos a «todo o nada»

La Razón
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Artur Mas firmará mañana el decreto de convocatoria de las elecciones en Cataluña. Lo hará ciñéndose a la ley, aunque proclama que la cita electoral será el «plebiscito para la libertad y la soberanía de Cataluña». Lejos queda aquella afirmación solemne de Oriol Junqueras: «Unas elecciones autonómicas, por mucho aire plebiscitario que les diéramos, continuarían siendo autonómicas». Corría el 14 de septiembre de 2014. Todavía no hace un año, pero el discurso soberanista ha cambiado desde que se cerró el acuerdo electoral entre ERC y CDC –enterrando, de momento, sus diferencias– junto con la Asamblea Nacional y Òmnium Cultural.

Desde ese día, los soberanistas plantean el 27-S como un «todo o nada». Aspiran a hacerse con la mayoría suficiente, según dice Mas, pero sin concretar si esa mayoría se sitúa en los dos tercios del Parlament para declarar la independencia –condición exigida, por ejemplo, para modificar el Estatut– o en una mayoría regida por la mitad más uno. Las encuestas no auguran comodidad en los resultados por lo que el soberanismo se refugia en una ambigüedad calculada. Esta semana todos los partidos han cerrado la elección de sus jefes de filas. Y todos se estrenan en estas lides toda vez que Mas se ha retirado al cuarto puesto de la lista para que «Junt pel sí» esté liderada por un independiente.

Raúl Romeva, el que fuera eurodiputado de Iniciativa per Cataluña, asume el liderazgo de la mal llamada «lista unitaria». En su estreno puso en cuestión que Mas tuviera que ser el presidente del nuevo Gobierno si obtenían la victoria. Tanto ERC como CDC se apresuraron a poner las cosas en su sitio desautorizando al bisoño candidato. Romeva encabeza una lista –en la que le siguen las líderes del movimiento soberanista Carme Forcadell y Muriel Casal– que sólo contará con tres consellers de Mas. Irene Rigau, imputada por el referéndum del 9-N; Germà Gordó, conseller de Justicia, y la actual vicepresidenta, Neus Munté. Francesc Homs, conseller de Presidencia y otrora jefe de estrategia soberanista; Felip Puig, de Industria y otrora todopoderoso amigo de los Pujol, y Ferràn Mascarell, titular de Cultura y otrora gran ideólogo del derecho a decidir y Cataluña como nuevo estado de Europa han sido despedidos. También pasa a un papel secundario, Santi Vila (Política territorial), que ha sido relegado en las listas de Girona, que serán dirigidas por Lluís Llach. En Tarragona, la lista nacionalista estará encabezada por Germà Bel, en tiempos diputado socialista. En su giro soberanista, Bel auguró un fracaso del aeropuerto del Prat –que sigue aumentando cada día en vuelos y pasajeros– y actualmente es miembro del Consejo Asesor de Endesa. Su número dos será Montserrat Palau, filóloga y pareja del que fuera vicepresidente de la Generalitat Josep Bargalló (ERC).

Sus oponentes en el escenario independentista, las candidaturas de unidad popular, han elegido al periodista Antonio Baños, habitual en tertulias televisivas, para asegurar que no serán una mera comparsa. Baños lo tiene claro: «Para lograr la independencia hay que desobedecer». Toda una declaración de principios. En el otro lado de la balanza nacionalista, Ramón Espadaler, hasta hace pocos días consejero de Interior, encabezará la lista auspiciada por Duran i Lleida que quiere recoger el voto moderado que no esté dispuesto a entrar en lo que considera «el desbarajuste» de la lista de Mas.

En el sector no soberanista, Inés Arrimadas, la jerezana candidata de Ciudadanos, irrumpe con fuerza. Heredera de Albert Rivera, contará con su apoyo incondicional para ganar las elecciones. La rumorología demoscópica augura que el partido naranja no sólo obtendría un gran resultado sino que tiene posibilidades de formar gobierno. Quizás algo más que la demoscopia motivó el cambio en el PP. Xavier García Albiol fue designado a última hora para intentar evitar una derrota cantada. El destronado (por un pentapartito) alcalde de Badalona tiene la difícil tarea de dar la vuelta a las encuestas porque ha sido designado a escasos dos meses de la contienda pero ha cogido el toro por los cuernos y, ciertamente, no ha dejado a nadie indiferente con un discurso en el que se retrata como el referente del voto no nacionalista, ya sea de derechas o de izquierdas. Albiol irá acompañado por dos mujeres: la recién nombrada secretaria de Estudios y Programas Andrea Levi y, con toda probabilidad, por la abogada barcelonesa Esperanza García, correosa tertuliana en el mundo comunicativo nacionalista, que en las municipales de 2011 encabezó la lista de Ciudadanos en Barcelona.

Miquel Iceta, primer secretario de los socialistas catalanes, fue de los primeros designados. Esta pasada semana pasó su primer calvario. Con los votos socialistas, Castelldefels y Terrassa se han adherido a la Asociación de Municipios por la Independencia. La decisión no ha sentado nada bien a Pedro Sánchez, pero tampoco ha sido demasiado bien entendida por la militancia socialista. «¿Cómo es posible que centremos nuestro discurso frente al soberanismo rechazando el derecho a decidir y apostando por la reforma federal de la Constitución y, acto seguido, se haga un guiño a los independentistas?», se pregunta un destacado líder socialista.

Las perspectivas de voto socialista van de capa caída y parece que Iceta sólo tiene como objetivo salvar los muebles. Sin embargo, la fuga de votos está servida. Uno de los principales beneficiarios será Catalunya sí es pot, la candidatura de la izquierda que incluye a Podemos, Colau e Iniciativa, liderada por el líder vecinal Lluís Rabell. La izquierda catalana, sin embargo, también aspira a cosechar apoyos en el mundo soberanista.