Hipotecas

Sobre las espaldas de la banca

La Razón
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Los bancos se endeudan a corto plazo y dan crédito a largo plazo: pagan un tipo de interés (bajo) a sus acreedores y cobran un tipo de interés (alto) a sus deudores. La estrategia parece muy rentable: como el coste de financiación de los pasivos es bastante menor al rendimiento financiero de sus activos, el banco cosecha un jugoso margen de intermediación.

Sin embargo, existen varios obstáculo. El primero de ellos es que los deudores del banco pueden impagar sus deudas (esto es lo que se conoce como «riesgo de crédito»); el segundo es que la banca sea incapaz de refinanciar sus deudas a corto plazo conforme vayan venciendo (esto es lo que se conoce como «riesgo de liquidez»); y, finalmente, el tipo de interés al que se refinancia a corto plazo la banca podría subir por encima de su nivel original, estrangulando su margen de intermediación (esto es lo que se llama «riesgo de interés»).

Cuando la banca extiende sus créditos a tipo de interés variables (el caso del 95% de las hipotecas existentes en España), el riesgo de interés lo soporta el propio deudor (si el euribor, el tipo de interés al que están referenciadas la práctica totalidad de los préstamos, sube, no sólo se incrementa para la banca, también para su deudor); cuando lo extiende a tipo de interés fijo, lo soporta entera por sí sola (si el euribor sube, únicamente se incrementa para la entidad, no para su deudor).

El ministro de Economía, Luis de Guindos, ha anunciado que facilitará la transición desde las actuales hipotecas variables a hipotecas a tipo fijo: es decir, apuesta por trasladar sobre las espaldas de los bancos la totalidad del riesgo de interés. Bien está si la banca así libremente lo acepta, pero presionarla políticamente para que adopte una decisión contraria a su criterio sería un desastre. Puede que a corto plazo resulte muy popular, pero a largo plazo sólo sentaría las bases para una nueva crisis financiera.