Andalucía

Tiburones, delfines y otras distracciones

La Razón
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Entre investiduras fallidas antes, y congresos, congresillos y primarias luego, el país va camino de cumplir un bienio de distracción y parálisis. Si el pasado año corrió caudaloso sin Gobierno, la casi mitad del corriente ha marchado atarragando sin jefes ni dioses en los partidos. El tiempo pasa y las Cortes Generales, atareadas con el aterrizaje a la realidad, sin luchas ni debates intestinos, no legislan ni reforman al ritmo exigido por los contribuyentes y, peor aún, por la Unión Europea, con licencia para multar. (Véase el caso de los estibadores.) Bien arrancada la legislatura, van aclarándose las arenas movedizas de la elección de los mandos de los distintos partidos políticos y en Andalucía, sin ir más lejos, se plantean por fin cuestiones de interés general. Una ha sido el debate sobre la reforma de la ley electoral. El parlamento andaluz ha dado por concluida las comparecencias de los expertos, los grupos parlamentarios han tomado las notas y Ciudadanos, con Susana Díaz de regreso ya de sus cargas mamelucas en Madrid, ha apretado las tuercas del trasatlántico de investidura, de plácido crucero por ahora. Hasta hace unos días, los parlamentarios de Ciudadanos iban y venían de despacho en despacho con las 72 medidas del mencionado pacto, el mismo cuento con el que acudían a la Corte de Felipe IV los veteranos de las batallas en Flandes. El «váyase con el rollo a otra parte» se asumía con naturalidad en las respuestas y en las calladas. Ya no. El parlamento andaluz ha dado un paso con la ley electoral y San Telmo, de momento, contesta. La propensión a la holgura entre los cortesanos, sin embargo, ha urgido a que las quinielas de los delfines sean sustituidas por las de los tiburones: en julio, primarias en el PSOE andaluz. Más distracción.