Nacionalismo

Tontos y viejos unionistas

La Razón
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«Los viudos, pensionistas y nacidos en la Unión Europea, los más contrarios a la independencia». Así titulaba en portada hace unos días, y con clara e indisimulada voluntad de escarnio, el grupo mediático de un viejo aristócrata barcelonés, voceando que los catalanes que han superado el nacionalismo son «pensionistas», de «franjas de edad superiores a los 50 años», «nacidos fuera de Cataluña», de «centro derecha y derecha», «considerados de clase baja» y «una gran mayoría fueron a la escuela sólo durante cinco años». La intención no era sociológica, sino política: transmitir que los catalanes libres de nacionalismo somos viejos, viudos, pobres e ignorantes, mientras los partidarios de la secesión serían jóvenes «cool», catalanes normales, cultos, de clase dominante y con una vida familiar envidiable. Los orígenes de ese «estudio» demoscópico están en los años 90, en el Programa 2000, donde Jordi Pujol diseñaba la estrategia para convertir Cataluña en un predio nacionalista mediante la ocupación de todos los ámbitos de la sociedad. En el apartado n°5 del epígrafe «Pensamiento» se proponía «crear en Barcelona un gabinete de estudios de opinión pública, además del Museu d’Història de Catalunya». Es decir, 2 organismos dedicados a disfrazar de objetividad el relato nacionalista. Más adelante, en el párrafo dedicado a «Medios de Comunicación», se ordenaba «introducir gente nacionalista» y «con conciencia nacional catalana» para convertir los medios en «transmisores eficaces del modelo nacional catalán» y «crear un estado de opinión nacional». De allí salió el Centre d’Estudis d’Opinió (CEO), una agencia de la Generalitat al mando del ex militante del brazo político de Terra Lliure Jordi Argelaguet, dedicada a generar datos falsos que avalaran una supuesta mayoría nacionalista. Y de allí ha salido el enjambre de medios de comunicación subvencionados con miles de millones de euros en los últimos 36 años, entre los cuales engorda especialmente el grupo mediático del aristócrata barcelonés, con «La Vanguardia» a la cabeza. El papel de los medios de comunicación subvencionados es difundir acríticamente estos datos falseados, y así ocurre en todos los medios catalanes. Lo malo es que también lo hace la mayoría de medios de alcance nacional, como TVE o diarios editados en Madrid. Así sucedió a fines de julio con una encuesta del CEO que pretendía dar cobertura «democrática» a la declaración golpista del Parlament, con un titular encargado de antemano: «Los partidarios de la independencia superan por primera vez a los que no lo son», con un 48%. Un vistazo a la ficha técnica de la encuesta desvelaba las manipulaciones de siempre, sin las cuales los convencidos de la secesión no superaban el 38%. Por cierto, resulta que en el estudio actual, sólo un mes después del que acabamos de mencionar, los partidarios de la secesión son ya el 60%. Cosas de la magia nacionalista. Todo empezó hace unos años con «los catalanes estamos cabreados (emprenyats)» y termina con «los catalanes españolistas son tontos», y es que según el «Wall Street Journal», «si sale un criminal o una puta en TV3 lo normal es que hable en español». Según «La Vanguardia», si eres viudo, pensionista, pobre y analfabeto, lo normal es que seas españolista.

Mientras el nacionalismo separatista avanza imparable en su plan rupturista, los regentes de la villa y corte juegan a regalarnos unas Navidades electorales. Tremendo.