Partidos Políticos

Toxicidad

La Razón
La RazónLa Razón

El mapa político español está reconstruyéndose desde que la crisis económica e institucional abrió la puerta al 15-M. Sin embargo, en aquel momento, nada hacía pronosticar que la crisis catalana iba a dar un golpe tan brusco en el tablero de juego que terminaría por convertirse en una losa para Podemos, los hijos de ese 15-M. En las últimas horas, la secuencia de hechos desafortunados, pero clarificadores, ha ido sucediéndose de manera inexorable:

1.- El pasado miércoles 29 de noviembre, el inefable Sr. Rufián dio una vuelta de tuerca más al Sr. Iglesias: le exigió «recurrir ante el Tribunal Constitucional el golpe de Estado que supone el 155». Para los de Esquerra, se trata de una operación de descrédito de la aplicación del artículo 155 para fortalecer el relato ante el resto del mundo de país autoritario y opresor que están mostrando de España.

2.- Un día después, el jueves 30, los deseos de los independentistas se convirtieron en órdenes para Podemos, el Sr. Iglesias anunció públicamente que presentarían el recurso.

3.- El viernes 1 de diciembre, ERC anunciaba un recuento paralelo de votos el 21-D para «evitar un pucherazo en unas elecciones ilegítimas e ilegales» y pedía voluntarios para controlar las mesas de votación. La estrategia en su conjunto es insultante para el Estado. Los separatistas siguen cincelando la imagen de España como un país con déficit democrático, poniendo en cuestión incluso la limpieza de las elecciones y, con ello, lo que realmente quieren deslegitimar, la aplicación del art. 155. Además, el despliegue de 14.000 afiliados en los colegios electorales podría tener un beneficio adicional para ellos consistente en más eficacia en pueblos y pequeñas ciudades, en los que todo el mundo se conoce, para influir en el voto que, en determinadas circunstancias, depende de pequeños detalles.

No debería tener ningún crédito tal estrategia, puesto que quienes intentan colar en el imaginario internacional este relato, son los mismos que llamaron consulta a una votación sin ninguna garantía democrática, propia de un país bananero. Pero siempre hay quien está dispuesto a echarles una mano y en su camino de desestabilizar el orden constitucional y han encontrado nuevos aliados como el Sr. Iglesias. Algunos votantes de Podemos pueden sentirse humillados viendo como los de ERC dan instrucciones que acatan los 70 diputados que lidera el Sr. Iglesias, pero la mayoría siente indignación comprobando que los podemitas se han convertido en colaboradores necesarios de quienes generan la mayor de las antipatías en el Estado español, como el esperpéntico Sr. Rufián, del que nunca sabremos si es alias o apellido.

Los separatistas no tienen más hoja de ruta que dirigir todo su esfuerzo a mantener vivo el conflicto. Cada día que la crisis catalana pervive es un día de victoria para ellos, es su condición de supervivencia, pero no la de una organización política que aspira a ser mayoritaria en España.

Desde el último Vistalegre, Podemos es sinónimo de división y de deriva sin rumbo. Tuvieron éxito cuando su papel se limitó a la denuncia, ahormaron voluntades contra lo establecido y muchos los creyeron imparables. Pero llega la hora de la verdad, la prueba del nueve para una organización política y no lo han superado, se han evidenciado incapaces de tener una idea de España, de proponer una sola solución a cualquiera de los problemas del país.

Por insolvencia, por inexperiencia o por las luchas vainitas en las interioridades de Podemos, o por todo junto, pero el Sr. Iglesias se ha convertido en el problema de Podemos y Podemos lleva camino de ser un partido tóxico para España.