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La Razón
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Afirman los agoreros que en dos años la hucha de las pensiones estará vacía. Tengan razón o no los profetas, la realidad es que el ministro Montoro busca dinero con el afán de Cristiano cuando se empeña en perseguir el gol. Cualquier caladero es bueno y el del fútbol resulta tan atractivo como el de los artistas. De hecho, desde el año pasado, 1.782 personajes de uno y otro gremio han pasado por el tamiz de la Agencia Tributaria, que, pese a que continúa en vigor la Ley 13/1996 de 30 de diciembre, está aplicando un rasero que varios futbolistas han denunciado en los tribunales, convencidos de la victoria. El legislador estableció un límite del 15 por ciento de la retribución total del jugador como explotación de su imagen a través de sociedades. Ese porcentaje tributaba al 28 por ciento; el 85 por ciento restante, al 47 o lo correspondiente al IRPF de la Autonomía.

Tiempo atrás, TV3 pagaba los derechos de imagen de los jugadores del Barça, para que el club pudiera invertir en fichajes. En esa dirección, Telemadrid recibió una petición expresa del Real, que no fraguó. Lo que no cuajó en la capital terminó por agotarse en la cadena autonómica catalana y las cotizaciones de los futbolistas tomaron otros derroteros. Y así hasta hace un lustro, que es desde cuando Hacienda reclama lo que considera su dinero con retroactividad. Pensaba Mascherano que el «silencio administrativo» le libraría de tener que pagar una sanción millonaria y eludir la amenaza de cárcel para no ensuciar su imagen. Se confundió. Pagó y, no obstante, fue víctima de la pena del telediario. No es el caso de Messi, pillado con una pella muy superior, pero sí el de al menos medio millar de compañeros de profesión.