Gobierno de España

Trump en el Consejo de Ministros

La Razón
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Ya tenemos equipo de Gobierno hasta que Rajoy quiera. Si le dejan gobernar. Que le dejarán. Y si se desdibujan las líneas rojas, que también. Los lobos son ya caperucitas. Un guiño aquí y otro allá, a estas horas ya le habrán dicho de todo. Lo de sus amigos a los que dijo adiós. La vicepresidenta que todo lo ve. Las concesiones a sus propios gustos. En fin. Miren en el currículum si alguien compró una vivienda de protección oficial y la vendió después.

Para estos pobres de boquilla de Podemos prefiero a una rica como Tejerina, bien colocada, que no necesita plusvalías. Existe una variable no contemplada en la mesa del Consejo de Ministros que puede hacer volar las perspectivas económicas y el estrés ya traumático de eso que llaman geopolítica internacional.

El próximo martes, según el cálculo estadístico de algunos medios norteamericanos que le otorgan un 33 por ciento de posibilidades de victoria, Donald Trump podría ser presidente de Estados Unidos de América. Los votantes pueden mandar un correo de despedida a Hillary y a su becaria. Alguien que tiene tan poco ojo con los que contrata, y tan mala suerte con las becarias, no es de fiar. Hillary, a la que ya en estas horas de disparate llaman el caballero de Washington, es más de lo mismo, esa tontuna Obama que ha dejado el país en manos de psicópatas que ya se creen protagonistas de una de esas series apocalípticas que marcan nuestra época, como hubo otra de los musicales o del western y el honor de los hombres. Los primeros zombis salieron de sus tumbas en la guerra de Vietnam y ya están a un paso de hacerse con el Planeta.

El señor del pelo que parece un peluquín, o tal vez lo sea, dará trabajo a Cospedal, que se las veía tan felices, como si hubiera poco con el Estado Islámico y la decadencia de la vieja Europa que acabará enseñando la faja a Putin. Al Bagdadi sí que será un rival y no Santamaría. De Castilla-La Mancha a los desiertos lejanos. Trump no es ya un muñeco de feria al que casi todos tiramos pelotas de trapo sino un Chuki real que nos tratará como a las mujeres a las que toca los bajos cuando lo necesita su bragueta. Una ministra habrá de llevar cinturón de castidad. Las Bolsas se equivocan poco y a ellas me remito y a De Guindos por si ha de poner velas al santo o salir corriendo todavía que puede. Las quinielas de los ministrables, como siempre, se han equivocado, pero ahora nos toca la lotería del primitivo. Tienen hasta el lunes para disfrutar de sus carteras. La elección presidencial en EE UU será como tirar una moneda al aire. Tranquilidad o hecatombe. Ríanse de las enmiendas del PSOE, del picnic de Puigdemont en La Moncloa o de lo que queda de la «Gürtel». Si llega el día en que Trump se siente a este nuevo consejo de ministros, a algunos no les gustará tanto poseer cartera. Por si acaso, que no quiten el crucifijo en la ceremonia del juramento.