Debate de investidura

Un año perdido

La Razón
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Creo que no sólo es un buen titular después de más de 300 días sin gobierno, pero creo también que ha sido lo más grave. Casi un año desperdiciado mientras los socialistas cambiaban su estrategia, pero no quería detenerme hoy en el PSOE ni hacer sangre de su crisis. Quiero ser positivo y pensar en el futuro. Y la primera lección que se me ocurre, es que el PP asuma que esta situación no puede repetirse. Quizá algún día esté en la oposición y el PSOE necesite de su abstención para gobernar y no depender de los partidos nacionalistas o radicales. Será bueno entonces aplicar la experiencia de estos meses.

Una segunda reflexión se refiere a la falta de unidad que hubiera sido necesaria para hacer frente al hecho más grave vivido durante esta etapa: el reto independentista. El tiempo transcurrido ha propiciado que las instituciones catalanas, dominadas por los independentistas, hayan planteado un referéndum, sin que esta convocatoria haya recibido la necesaria respuesta unitaria de los partidos constitucionalistas. Me dirán que la división entre el PSC y PSOE ha ayudado a esta falta de acuerdo, pero si algo se necesita en los primeros días del nuevo gobierno de Rajoy va a ser llegar a un acuerdo en este sentido.

Tampoco puede esperar la respuesta a las demandas de Europa sobre las medidas económicas. Podemos usará las decisiones del gobierno de Rajoy para señalar lo injustas y poco sociales que son. Por eso es clave que el nuevo gobierno pacte con el PSOE estas decisiones.

Son estas dos cuestiones compatibles con que el PSOE se prodigue en una oposición fuerte, y aunque las acusaciones podemitas sobre la «gran coalición» se repetirán desde el primer instante –ya han empezado–; de la misma manera creo que si algo han podido aprender el PP y el PSOE en este tiempo ha sido a no tener miedo a ser acusados de tomar decisiones, por muy difíciles que puedan parecer. Los dos partidos se juegan su futuro.

Y añadiría algo más. El nuevo gobierno en minoría del PP podría también servir para que las leyes y reformas constitucionales o electorales que se tomen, puedan ser aprobadas por una mayoría que nunca, por el enfrentamiento político, hubieran soñado en el parlamento español.

Me dirán que para todo eso se necesitará también un líder en el PSOE que apoye estos acuerdos. Y no les falta razón. Pero más necesaria será la capacidad que el propio Rajoy desarrolle para conseguir pactar todas esas medidas. Veremos.