Cristianismo

Un Papa europeo

La Razón
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Algunos pensaron que después de siglos de Papas italianos, de un Papa polaco y de uno alemán la llegada a la sede de Pedro de un Pontífice argentino iba a cancelar el tema europeo de la agenda papal.

Muy equivocados estaban. Bergoglio, al fin y al cabo descendiente de emigrantes italianos, le ha dedicado al viejo continente mucha atención. Uno de sus primeros viajes tuvo como destino Estrasburgo donde el 25 de noviembre de 2014 dirigió sendos discursos al Parlamento Europeo y al Consejo de Europa. Causó cierta sensación que definiese al viejo continente como una «abuela cansada y agotada». Imagen que por cierto modificó cuando recibió en Roma el 6 de mayo de 2016 el Premio Carlomagno que recompensa a una personalidad que se haya destacado por su defensa de los valores más representativos de Europa.

Más aún al recibir en Roma (25 de marzo de este año) a los jefes de Estado y de gobierno llegados para celebrar el 60 aniversario de la firma de los Tratados que dieron origen al proceso de integración europea Francisco lanzó su grito de alarma ante el riesgo de la muerte de Europa si no era capaz de renovarse. «Cada organismo –dijo– que pierde el sentido de su camino, sufre primero una involución y corre el riesgo de morir». El pasado sábado clausuró en el Vaticano un convenio sobre «Repensar Europa. Una contribución cristiana al Proyecto Europeo» organizado por el COMECE (Comité de las Conferencias Episcopales Europeas) al que asistieron, entre otras personalidades, el presidente del Parlamento Europeo y el vicepresidente de la Comisión de Bruselas. Ante ellos afirmó que los pilares de la Europa que, como cristianos, queremos ayudar a construir son diálogo, solidaridad, inclusión, desarrollo y paz. Añadió que «favorecer el diálogo es una responsabilidad fundamental de la política» y que este es el único modo de oponerse a las formaciones populistas y extremistas «que hacen de la protesta el corazón de su mensaje político». No era necesario que descendiese a los casos concretos: estaban en la mente de todos los que le escucharon.