Francisco Marhuenda

Un planteamiento riguroso, coherente y positivo

La Razón
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La economía española vive un ritmo de crecimiento muy importante e intenso. Estamos en un ciclo de recuperación que ofrece unas excelentes perspectivas de creación de empleo, aunque es cierto que existen aspectos de incertidumbre en el terreno político en función de cuál sea el resultado de las próximas elecciones generales. La estabilidad es fundamental para que no se produzca un retroceso que tenga graves consecuencias. Lo sucedido en Grecia, aunque los dirigentes de Podemos intenten asegurar que no es así, muestra el resultado de unas políticas irresponsables y populistas. La política ni puede ni debe ser un experimento de laboratorio más propio de una facultad que de una acción de gobierno seria, eficaz y responsable. Rajoy compareció ayer después de la reunión del Consejo de Ministros para hacer balance y explicar las líneas maestras del proyecto de ley de los Presupuestos Generales del Estado para el próximo año. España necesita estabilidad. La campaña electoral será muy larga y no se puede paralizar el país. El presidente del Gobierno fue claro y contundente frente al desafío independentista de las elecciones catalanas de septiembre, porque «no habrá plebiscito en Cataluña como no hubo referéndum» y «no va a haber independencia, de ninguna de las maneras». No es posible mayor claridad. La respuesta tiene que ser prudente y proporcionada, pero no por ello menos contundente. Por otra parte, es fundamental recordar que lo más importante es gobernar al servicio de los españoles y no por cuestiones de táctica o estrategia política como sucede en la izquierda. No se puede abandonar una política económica que permitirá cerrar el año con un crecimiento cercano al 4%, lo cual estimulará la creación de empleo, lo más importante para la sociedad española. Hemos vivido la mayor crisis desde la posguerra y una recaída sería un desastre de consecuencias imprevisibles. No creo que tengamos capacidad para asumir un nuevo retroceso y estaríamos abocados a un rescate. España es una de las economías más importantes de la Unión Europea y Rajoy consiguió cambiar el ciclo desastroso en que nos encontrábamos en 2011. Las políticas reformistas y los recortes, que no han afectado a los pilares básicos del Estado del Bienestar, han dado unos resultados excelentes, aunque hayan sido duras e impopulares. El ritmo de crecimiento de la economía permite mayores alegrías presupuestarias pero con seriedad y responsabilidad. Éstas son las características de unos Presupuestos que permiten esperanza e ilusión. Rajoy es un político coherente y ha preferido ignorar cualquier tentación populista en este sentido. Le hubiera resultado muy fácil entrar en el terreno de la desmesura de las promesas.