El desafío independentista

Vamos, niñas

La Razón
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Yo he sido siempre muy partidaria del erotismo. Vds se tienen que dar cuenta de que soy del Atleti, cuyo Presidente es Enrique Cerezo, productor cinematográfico y amante de muslamen. A Cerezo hay que reconocerle que ha llegado a estar detrás de películas que, sin serlo, parecen picantonas. Véase «Desde que amanece, apetece» o «La daga de Rasputín». Qué arte más grande escogiendo títulos, por favor. Así que yo he sido siempre muy partidaria de gente como José Frade y aquellas cosas que nos ofrecía a través de sus canales de televisión o a través de canales que le compraban su cuota alícuota de ingente producción cañí. Por lo tanto, y a lo que vamos, que me parece muy bien el erotismo, las tiendas de juguetitos y hasta el porno para animarse una tarde tonta. Qué quieren Vds, la necesidad oferta algunas vías que una se niega de joven hasta que se da cuenta de que tampoco debe ser tan grave contemplar con sonrisa diez minutitos de roce. Digo todo esto cuando se está celebrando en Barcelona el Salón Erótic en su vigésimo quinta edición, llena de dominatrix y de látex y de mazaos vestidos de guardias con gafas de sol, porras al viento, dispuestos a someter a los visitantes a todo tipo de vejaciones y momentos sado, o como dirían los bilingües, «bondage». La organización del Salón Erótic de Barcelona ha invitado en esta ocasión al cuerpo de los Mossos d´Esquadra y a los Bomberos catalanes a entrar gratis a sus instalaciones. Lo hace para agradecerles su actuación el pasado domingo, y a mí me ha parecido un convoluto maravilloso. Ojo, que son veinte mil quinientos entre Mossos y Bombers, así que nos podemos ver en un problema de orden público si todos los invitados aceptan el regalo. Miren, es todo tan de broma, nos lo ponen tan a punto de pedir un bis a bis para Trapero aprovechando el Salón, que me da hasta vergüenza hacer chistes. Porque ya saben que el humor sólo está permitido de una parte, fundamentalmente cuando es de tu parte. El humor, los argumentos, las ganas de que no pase lo que está pasando, solo se contempla si viene de tu trinchera, solo cabe lo afín. Y perdón por lo del verbo. Es homenaje al Salón.