ETA

Vida de una superviviente

La Razón
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María Teresa Castells sobrevivió a la dictadura franquista a pesar de que en la trastienda de la librería Lagun vendía libros prohibidos. Sobrevivió a la dictadura que nunca imaginamos que viviríamos, la de ETA, a pesar de que los cachorros de la organización terroristas atacaran sistemáticamente su negocio precisamente porque Lagun era y es más que un negocio, es un emblema de libertad. Sobrevivió también al atentado terrorista en el que ETA intentó matar a su marido, José Ramón Recalde. Y sobrevivió a la reapertura de la librería en una nueva ubicación, más refugiada de los radicales.

A todas esta peripecias María Teresa Castells y su marido y algunos pocos que, como decía José María Calleja, ponían la dignidad un peldaño por encima del miedo, sobrevivieron solos. Cuando su librería, situada en territorio comanche del casco viejo de San Sebastián, era atacada con piedras, pintadas y cócteles molotov, la Ertzaintza se limitaba a darse por enterada de los daños. Ni siquiera fue capaz de seguir el rastro de pintura roja que dejaron los atacantes y que les llevaba a una sede radical cercana. Cuando la gente advertía al matrimonio de lo que ellos ya sabían, de que podían «ser los próximos», el Gobierno vasco miró para otro lado y nos les puso protección. Se enfrentaron a la bestia solos. Y la bestia actuó, claro, y le disparó en la cara a Recalde, pero la bala no lo mató. Ni a él, ni a la valentía que el matrimonio llevaba como discreta bandera.

Resulta paradójico, por no decir injusto, que María Teresa Castells haya sobrevivido a la mayor amenaza terrorista que ha vivido este país y que un infortunio le haya causado la muerte. De cualquier manera, la recordaremos como lo que fue: un símbolo de lucha por la libertad que el nacionalismo exacerbado se empeña en arrebatarnos. Sólo nos queda recoger su testigo y seguir su ejemplo.