César Lumbreras

Viernes negro

La Razón
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Escribo estas líneas durante la tarde del «viernes negro», que lo es especialmente para el español, uno de los principales bienes que tenemos y que nosotros mismos nos empeñamos en menospreciar y minusvalorar, algo que termina empobreciéndonos. Debe ser cosa de la globalización, de las costumbres importadas de Estados Unidos y vaya usted a saber de qué más. Los hechos son tozudos y noviembre comienza con lo de «jalogüin» y la calabaza, que va ganando terreno a nuestros días de «Todos los Santos y de Todos los Difuntos», mal que nos pese, y termina a estos efectos con el «viernes negro», me resisto a escribirlo con su denominación en inglés, que comenzó a imponerse en los últimos cinco años y que en este 2017 ha arrasado, especialmente en las jornadas anteriores. Debo confesar que he terminado negro de tanto «viernes negro». Durante esta última semana hemos sufrido un bombardeo en radios, televisiones y prensa escrita, con «ofertas» de todo tipo incitándonos a consumir los productos más variados. Consumir, consumir y consumir. Esa era la clave. Y he escrito «ofertas» con comillas, porque luego no son tales, cuando uno lee la letra pequeña. Que si una cadena hotelera pone a la venta una serie de habitaciones a precios muy reducidos, pero resulta que es solamente en un cinco por ciento de sus establecimientos y en fechas imposibles para el común de los ciudadanos. Otro tanto se puede decir de las compañías aéreas: venga billetes tirados de precio, pero sólo para vuelos a las seis de la mañana o las doce de la noche y, además, te cobran un suplemento de combustible, otro por asiento y uno más por maleta. Pero, eso sí, el «viernes negro» sirve a unas y a otras para sumarse a esta fiebre consumista importada de los Estados Unidos, cuyo Gobierno ha tomado esta misma semana medidas para dificultar la entrada de aceitunas españolas en ese país. ¡Si esto sigue así vamos a tener que conformarnos con que su «día de acción de gracias», que fue el jueves, no sustituya a nuestra Nochebuena o Navidad y, su pavo, al capón y el cordero!