María José Navarro

Yo, Leonor

La Razón
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He llamado al abuelo por teléfono para decirle que si quiere le dejo mi sitio en las misas a las que me llevan en Mallorca. Y que también puede venir en mi lugar a los desfiles estos de los aviones de colores y los soldados y la cabra. Y que no se preo-cupe tampoco, que si le apetece acudir a mis clase de chino mandarín, y leer en voz alta con Altibajos, que no tiene más que decirlo y lo arreglamos enseguida. Es que está pelusón porque no le invitaron a lo del Congreso y como quiere ser el niño en el bautizo y la novia en la boda, yo le dejo mi puesto en varios marrones que me encaloman y todos contentos. Lo de leer en voz alta con Altibajos no se lo deseo ni a mi peor enemigo, la verdad. Antes prefiero cavar viñas o que me arrastren por una calle sin empedrar dos caballos enajenados. El caso es que está la familia con un morro que se nos puede atar con una manta de Zamora porque al abuelo le ha sentado como un tiro (con perdón) que no le llevaran al sitio este donde Tejero sacó el pistolón y está el hombre cabreao como una mona con dos platillos. A mí me molan mucho estas situaciones de disgusto porque Altibajos se pone muy tensa y yo disfruto un montón. Ayer fui por detrás mientras ella se machacaba para tener los brazos con musculitos y le dije: «Madre, seguro que has sido tú la que has invitado a las nietas de la Pasionaria. Hija mía, cuánto rojerío llevas por dentro». Me quiso lanzar una pesa pero yo correteé para refugiarme detrás de mi padre, que en ese momento hacía ejercicios de declamación en público tal y como le ha enseñado la ex presentadora del Telediario. «Papa, –le dije, y sin acento para poner a mi madre pitando como si fuera una tetera– ¿es que ya no podemos sacar al abuelo más que a comer cocido, a ir a los toros, de caza, a las carreras de motos, a ver a Fernando Alonso y a Nadal, con los multimillonarios Fanjul, a las fiestas de cumpleaños de otros reyes o a pasar la Nochevieja en Los Ángeles?». Se hizo un silencio incómodo y al fondo sonó la voz de una mujer enjuta chillando como una Sansona.