María José Navarro

Yo, Leonor

La Razón
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A ver si acaba el verano porque esto es un coñazo importante. En fin, que no nos cuesta trabajo ir a Mallorca y eso, o sea, que no es eso de lo que me quejo. A mí lo que me pasa es que estoy harta de ir a misa y posar en la puerta y comulgar con cara de heredera, y no sé qué de la Corona y se me llevan los demonios de no salir a navegar. Que es lo que yo le digo a mi padre: «¿Sería posible hacer algo que nos gustara, o eso sólo te toca a ti?» Y entonces viene Altibajos y el pellizco que me llevo me duele una semana. Pero vamos, que somos muy felices, ¿eh? ¿Han visto las piernas que he echado, pueblo? Me estoy viendo en las revistas del corazón y me doy miedo. Es que soy Tania Doris. Mi hermana no está mal. Y mira que nació gorda como un mero y comía como una pupa mala, pero está mona, la jodía. Bueno, pues este año, no hemos casi coincidido los primos. Que no pasa nada porque yo a los rubios no los distingo. Vamos, que no sé si el que me habla es Irene o Juan, para que se pongan en situación. No los distingo. Ellos son muy bueninos. Callaítos, muy ordenados, muy que sí, de anuncio. Pero que no los distingo. Aquí nunca se sabe. Si es mejor la tranquilidad o que arda Troya. Que he visto en el Diezmi una foto del abuelo con Lina Morgan y me he dicho: «¿También ahí otra monarquía es posible?» Me voy, que ahora corro por las mañanas para ser guay.